viernes, 12 de abril de 2019

ANTONIO FERRERAS Y EL PERIODISTA INDESEABLE DE LOS PLATÓS

Jaime Richart

Los periodistas desempleados, tercer trimestre de 2018, rondan los 26.500, y la mitad de los licenciados en periodismo no trabaja en el sector de la comunicación. Y en buena medida porque los medios audiovisuales acaparan a unas docenas de ellos y no dan entrada a otros, a no ser becarios para ir con la alcachofa detrás de un personaje o personajillo que no va a abrir siquiera la boca.

Sin embargo un periodista de campanillas, Antonio Ferreras, de La Sexta, defiende la presencia permanente en la programación sobre política de un periodista indeseable. So pretexto de que ha destapado escándalos, no está todavía en la cárcel y goza de la presunción de inocencia, hace un icono de ese indeseable. ¿Le preocupa a Ferreras y a su cadena la deontología periodística, o, como antes el lema de los cuarteles franquistas era “Todo por la patria”, para él el lema es “Todo por la noticia”, aunque la noticia sea un montaje? ¿Acaso parten los periodistas en los debates de su cadena de la presunción de inocencia para juzgar a los políticos? ¿Acaso esperan a que se dicte sentencia sobre los hechos que comentan y debaten el escándalo de turno traído al primer plano de la noticia Dios sabe gracias a quién y por qué malas artes? 

El abogado Peñas, entonces del PP, denunció en su propio partido el arranque de la Gurtel. La Aguirre, cuando tuvo noticia de que había ido al partido a denunciar los hechos de los que él fue protagonista en primera persona, se refirió a él como “ese hijoputa”, y luego esta mujeruca alardeó de haber sido ella la que la destapó. Muchos de los “éxitos” del periodista indeseable están labrados en la sospecha y, por “indicios racionales”, en el cohecho, en la prevaricación, en la tergiversación y en la falsedad documental ya elaborada o fabricada después seguro que con su participación. Que juega con ventaja sobre sus compañeros de profesión es una evidencia. Carecer de escrúpulos es su seña de identidad.  Lo lleva escrito en su semblante cínico y chulesco. Y Ferreras lo sabe. El último caso que ha desvelado esta práctica atañe al partido de Pablo Iglesias y ha perjudicado notoriamente a su suerte hasta el punto de haber sido en parte ese dato el causante de la crisis partido, que de otro modo quizá bo habría sobrevenido. Pero le importa un comino a Ferreras de qué se vale el indeseable para aportar sus “noticias”. Noticias, por cierto, que, en muchos casos, o no han tenido consecuencia alguna en el plano judicial y se ha quedado en anécdota al nivel de una de un “Sálvame”, o él se ha apropiado de ellas como el indeseable que es, como sucedió con el caso del abogado Peñas y la “Gürtel”.” 

Hay miles de periodistas en paro, miles de colegas suyos que esperan inútilmente emplearse, y Ferreras defiende al indeseable y su nauseabunda presencia en su cadena... por la presunción de inocencia que le aplica sin pestañear cuando sabe que el indeseable es un neoliberal confeso desde el principio de su aparición en la escena mediática y que si no está procesado penalmente es por una serie de factores relacionados con el poder fáctico. Además, galardona o premia al indeseable desde la muy débil en este caso, presunción de inocencia. Lo mismo que el PP, tantas veces y en tantos casos de evidencia moral de conductas moralmente reprobables. Como ha hecho con estos siete policías que aparecen formando parte de la trama Villarejo contra Podemos porque no hay sentencia. Ferreras, aunque no lo dice como la Belén Esteban, por la noticia y por la publicidad, mata. Para Ferreras el fin justifica los medios. Ferreras, el periodista bonachón, ha acabado siendo tan indeseable como el indeseable....

                          DdA, XV/4138                         

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