Félix Población
Más que recomendable y merecedora de un detenido examen la exposición que desde el pasado 20 de febrero se puede contemplar en Caixa Forum Madrid hasta el 19 de mayo: Toulouse-Lautrec y el espíritu de Montmatre. (Aconsejable acudir a primera hora si se está de visita en Madrid un fin de semana para evitar una excesiva aglomeración de público).
El antiguo y siempre encantador municipio anexionado a París en 1860 vivió un auténtica revolución vanguardista entre los años 1886 y 1900, compartida por creadores de distintas escuelas a los que se les llegó a llamar los anarquistas del arte, dado que ellos mismos se consideraban fuera de la ley. Escritores, pintores y músicos hicieron de Montmatre el corazón del arte y la literatura parisina, con el llamado fumisme como nota caraterística de un humor practicado por los incohérents y caracterizado por burlarse de la pompa e hipocresía de la sociedad burguesa.
La muestra nos ofrece la importancia que tuvo en ese movimiento el cabaré artístico y pionero Le Chat Noir, en torno al cual trabajaron varios teatros que contaron con la colaboración de los artistas de Montmatre para ilustrar las portadas de los programas o los diseños de los decorados. Otras vertientes importantes a considerar en esos años fueron los espectáculos circenses que tanto atrajeron a Toulouse-Lautrec y a otros de sus colegas, las revistas de humor (Le Rire, Le Mirliton)), la litografías, Le Moulin de la Galette, Le Moulin Rouge (el primero frecuentado por las clases populares y el segundo por las acomodadas), el teatro de sombras chinescas o publicaciones artísticas como La Revue Blanche que contribuyeron a un gran mercado de grabados y carteles, propiciadores con su difusión popular de que los objetivos estéticos de aquella vanguardia parisina se dieran a conocer. Todo ello configuró un periodo artístico marcado por la libertad creativa frente a las convenciones académicas, del que en esta extraordinaria exposición nos ofrece una interesante y nutrida perspectiva.
El antiguo y siempre encantador municipio anexionado a París en 1860 vivió un auténtica revolución vanguardista entre los años 1886 y 1900, compartida por creadores de distintas escuelas a los que se les llegó a llamar los anarquistas del arte, dado que ellos mismos se consideraban fuera de la ley. Escritores, pintores y músicos hicieron de Montmatre el corazón del arte y la literatura parisina, con el llamado fumisme como nota caraterística de un humor practicado por los incohérents y caracterizado por burlarse de la pompa e hipocresía de la sociedad burguesa.
La muestra nos ofrece la importancia que tuvo en ese movimiento el cabaré artístico y pionero Le Chat Noir, en torno al cual trabajaron varios teatros que contaron con la colaboración de los artistas de Montmatre para ilustrar las portadas de los programas o los diseños de los decorados. Otras vertientes importantes a considerar en esos años fueron los espectáculos circenses que tanto atrajeron a Toulouse-Lautrec y a otros de sus colegas, las revistas de humor (Le Rire, Le Mirliton)), la litografías, Le Moulin de la Galette, Le Moulin Rouge (el primero frecuentado por las clases populares y el segundo por las acomodadas), el teatro de sombras chinescas o publicaciones artísticas como La Revue Blanche que contribuyeron a un gran mercado de grabados y carteles, propiciadores con su difusión popular de que los objetivos estéticos de aquella vanguardia parisina se dieran a conocer. Todo ello configuró un periodo artístico marcado por la libertad creativa frente a las convenciones académicas, del que en esta extraordinaria exposición nos ofrece una interesante y nutrida perspectiva.
Un tema que no puede faltar en una muestra de este carácter, al ser numerosos los escritores y artistas que en la segunda mitad del siglo XIX que fallecieron a causa de la sífilis, es el de la prostitución. Esa grave crisis sanitaria dio lugar a una prolífica producción en las artes y en las letras, con ilustraciones tan singulares -entre muchas otras- como ésta de Louis Legrand (1863-1951), considerado uno de los grandes maestros del grabado en aguatinta, a quien se le compara con el propio Toulouse-Lautrec en este tipo de obras. Interesante también la portada de la revista Le Rire, realizada por A. Clement a lapiz y acuarela.
La de Caixa Forum Madrid es una muestra sin precedentes en nuestro país -que de seguro va a contar con una masiva asistencia de público-, en la que Toulouse-Lautrec juega un importante papel con una serie de litografías y dibujos sobresalientes. Me gustaron especialmente los más de veinte que dedica al circo por la puntual dinámica de sus trazos en cada apunte. En total se exhiben 350 obras procedentes de diversas colecciones públicas y privadas de todo el mundo.
Otros artistas que merecieron mi especial atención fueron Pierre Bonnard, Henri-Gabriel Ibels, Alfred Jarry, Erik Satie, Gustave Charpentier, Théophile Alexandre Steinlen, Charles Maurin y Julen Grün. Todos representan con sus obras la victoria de la libertad creativa frente a las convenciones, de la vocación artística frente a la acomodaticia y estable vida burguesa. Que un banco haya reunido a todos ellos para que toquen nuestra sensibilidad con sus excelentes creaciones no deja de ser, a la postre, una gran paradoja, cuando tantas estrechezas hubieron de soportar en vida algunos de los protagonistas del espíritu de Montmatre. Todos esos jóvenes bohemios convirtieron ese barrio parisinoque los sigue evocando en el centro del arte vanguardista de su tiempo, cuya impactante trascendencia estética nos sigue pareciendo -casi siglo y medio después- de una intensa frescura y vitalidad.
Otros artistas que merecieron mi especial atención fueron Pierre Bonnard, Henri-Gabriel Ibels, Alfred Jarry, Erik Satie, Gustave Charpentier, Théophile Alexandre Steinlen, Charles Maurin y Julen Grün. Todos representan con sus obras la victoria de la libertad creativa frente a las convenciones, de la vocación artística frente a la acomodaticia y estable vida burguesa. Que un banco haya reunido a todos ellos para que toquen nuestra sensibilidad con sus excelentes creaciones no deja de ser, a la postre, una gran paradoja, cuando tantas estrechezas hubieron de soportar en vida algunos de los protagonistas del espíritu de Montmatre. Todos esos jóvenes bohemios convirtieron ese barrio parisinoque los sigue evocando en el centro del arte vanguardista de su tiempo, cuya impactante trascendencia estética nos sigue pareciendo -casi siglo y medio después- de una intensa frescura y vitalidad.
DdA, XV/4123
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