Redacción
@AtlánticaXXII
La receta es simple. Un producto con ingredientes de primera calidad
como leche ecológica, avellanas autóctonas y cacao. Y una empresa con
muchas ganas de cambiar el mundo, luchar para generar empleo y
oportunidades en Asturias, e impulsar el desarrollo de la zona rural. La
cooperativa Kikiricoop, que cuenta con cinco trabajadores, se encarga de la producción de unos 500 botes semanales de Asturcilla,
una crema en la que se resumen una serie de principios que comparten
los impulsores del proyecto y quienes consumen el producto. “Tenemos
clientes que se preocupan por el medio ambiente, que apoyan el
desarrollo rural y que quieren que se genere empleo aquí”, cuenta María
Arce, responsable de Comunicación de Kikiricoop.
“Se trata de gente concienciada, comprometida y preocupada por la salud“,
cuenta Arce, para definir a la gente que compra sus productos y
contrata sus servicios. En la cooperativa han ido más allá de la crema
de chocolate y han puesto en marcha Confusión Comidas, un catering ecológico
que realiza entre 15 y 20 eventos cada mes. Desde pausas café, hasta
bodas y siempre trabajando con una materia prima local y producida de
forma ecológica.
Para potenciar todas estas actividades, además, han puesto en marcha una colecta que va viento en popa y que no solo les ha aportado financiación. “Nos da mucho apoyo moral ver que tantas personas nos respaldan”, destaca María Arce, que es fotógrafa y autora de los libros Ecología sobre la mesa. Recetas para las cuatro estaciones y de Nos comen. Contra el desmantelamiento del mundo rural en Asturias.
Arce se encarga de cantar a los cuatro vientos las bondades de los
productos y servicios de Kikiricoop, en la que forma equipo con Sergio de la Hoz (cocinero, contable e informático), Iñigo González (cocinero e historiador), Guillaume Duval (ayudante de cocina) y Verónica Sánchez
(educadora). Todos proceden del mundo asociativo, han participado de
diversos movimientos sociales y han unido en la cooperativa sus ganas de
cambiar las cosas.
"Proyectos como el nuestro son muy importantes porque contribuyen a
desarrollar el tejido social y económico de Asturias, que va camino de
convertirse en un desierto”, destaca María Arce tras explicar que tanto
ella como sus compañeros han tenido que soportar la precariedad del mercado laboral.
Ahora, además de luchar por un proyecto que les gusta y convence,
fomentan la sostenibilidad del medio ambiente, rechazan el expolio de
los recursos naturales y continúan su desarrollo profesional.
Lo hacen en Cabranes, donde Kikiricoop convive con otras iniciativas
con las que comparte la ilusión de ofrecer alternativas al tejido
empresarial asturiano, como Fungi Natur, que se dedica a la producción de setas japonesas. De este modo, se ha desarrollado en el concejo un movimiento que permite compaginar la vida cultural y social con la vida en el campo.
“Hay mucho movimiento. Se ha creado un mercado social mensual y hay
grupos que realizan muchas actividades, desde tai chi a danza africana
pasando por cine forums, teatro y charlas”, destaca la integrante del
equipo que con Asturcilla y Confusión Comidas impulsa nuevas
oportunidades laborales en Asturias y da vida a su zona rural y su
despensa.
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