Ana Cuevas
Mi admirado Groucho decía que la política es el arte
de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar
después un remedio equivocado. Como era habitual en este genio preclaro
del humor, clavó el concepto. Que España tiene problemas no se nos
escapa a nadie. Soportamos una tasa de paro escandalosa y unos empleos
basura que suman sueldos ridículos a condiciones esclavistas. Poseemos
un vergonzante y privilegiado puesto en lo referente a la pobreza
infantil y la exclusión social y nuestro soporte sanitario y educativo
ha sufrido tantos zarpazos que lo han dejado tiritando. Muchas familias
sufren en una España en la que los multimillonarios se han multiplicado
como hongos durante la crisis mientras la miseria mordisqueaba las
pantorrillas de la gente corriente.
Localizados los problemas,
llega el momento del diagnóstico. Y es entonces cuando cada partido
decide arrimar el ascua a su sardina para justificar los métodos que
pueden traer un supuesto cambio. Un cambio que la sociedad pide a gritos
y que cada cual interpreta de la manera más adecuada a sus intereses.
Es lo que pasa con VOX. Circula por internet una viñeta en la que dos
dinosaurios debaten sobre la necesidad de un cambio y convienen que lo
más sensato será votar al meteorito. ¡Viva el marxismo! Y me refiero al
del humor negro y surrealista que practicaban los hermanos Marx que,
tengo entendido, no tuvieron nada que ver con el régimen de Maduro en
Venezuela (más que nada por cuestiones cronológicas) pese a que siempre
fueron observados con suspicacia por los servicios de inteligencia de
los Estados Unidos de América.
Y eso debe ser porque intuían
que solo el humor nos puede hacer libres. O por lo menos, un poco menos
tontos. La extrema derecha se alimenta de una frustración canalizada a
través del odio contra nuestros semejantes. Aseguran que son ellos, los
emigrantes, quienes nos están robando el futuro y la cartera. Sin
embargo quienes hicieron la reforma laboral, y la mantienen, quienes
boicotean nuestra sanidad y educación pública, quienes han vaciado las
arcas de dinero para hacer viajes o visitar burdeles de postín y,
encima, nos han puesto una mordaza para que no digamos ni Pamplona... no
venían de Siria o Senegal a bordo de una embarcación precaria. Eran
mucho y muy españoles. Algunos también, mucho y muy catalanes o vascos.
Porque si hay algo en lo que estuvieron de acuerdo todos los
ultranacionalistas es en desangrar a sus respectivos pueblos y mantener
los privilegios de los poderosos.
Pese a todo, el marxismo
campa a sus anchas por los territorios de España.. y Gibraltar. Porque
la Armada Española se ha unido al esperpento nacional acosando a la roca
con nuestro himno patrio a todo trapo de decibelios que puede dar de sí
un megáfono naval. ¡Toma castaña pérfida Albión! Si de esta no se
rinden, ¡qué se preparen!. Creo que tienen en la recamara el repertorio
entero de Manolo Escobar e incluso, se rumorea, que les piensan
bombardear a discreción con "el torito bravo" de El Fary.
Por
otro lado, un ex-líder del ku-klux-klan felicita a Santiago Abascal por
su victoria. El principio de la reconquista será en Andalucía asegura
el mamarracho yanqui. Supongo que le mola porque su banda encaja muy
bien en la imaginería popular de las procesiones sevillanas. "La santa
cofradía de los asesinos de negros" les vendría como anillo al dedo. Ya
los veo desfilando de blanco impoluto con sus cucuruchos, sus cruces en
llamas y una horca portátil sobre un regio paso . Seguro que su colegui
Santi, les propone algo así. Comparten sólidos principios.Como el del
derecho a llevar armas, además de toda esa basura sobre la supremacía
blanca.
Son tiempos difíciles para hacer humor entre tanto
discurso enaltecido y falta de serena reflexión. Por eso mismo es más
necesario que nunca.
Hay muchos que afinan su puntería para
disparar, aunque sea metafóricamente, al payaso que puede encender la
chispa que eche a andar el mecanismo de pensar. Saben de su peligro. En
realidad, el humor es lo único que puede mantener a una persona anclada
en el suelo entre tanto despropósito.
Aunque Groucho también lo advirtió: "Un hombre (o una mujer) siempre tiene los pies en la tierra... hasta que lo cuelgan".
Igual
pensaba en el Ku-klux, los compi-yoguis de Vox. Que tampoco eran muy
amigos de los judíos y , menos aún, si eran Marxistas.
DdA, XV/4.029

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