Lazarillo
Hace unos días el músico gijonés Nacho Vegas calificó la plaza de
toros de El Bibio como una "plaza de tortura". Ciertamente en El Bibio
se matan toros con estoque desde hace 130 años, tras un ritual de puyas
de picadores y de banderillas. Pero ampliamos ahora la información sobre
la historia de ese edificio, y esta parte de su historia quizás no sea
muy conocida, incluso para aquellos gijoneses que, como este Lazarillo, se dedican al estudio de nuestra Memoria Histórica y había olvidado lo que un día le contó su padre.
La plaza de toros de El Bibio sirvió de
prisión provisional en las semanas siguientes al final de la Guerra
Civil en Gijón, a partir del 20 de octubre de 1937. En una plaza semiderruida tras la
contienda fueron internados soldados republicanos antes de ser llevados a una prisiones convecionales, en espera de unos simulacros de
juicios que resolvían su libertad, su condena a años de cárcel o su
sentencia de muerte. El número de fusilados en la ciudad, sobre todo en
el año 1938, se estima en unas dos mil personas.
Otros lugares
que sirvieron de cárcel en esos años, además de la prisión de El Coto y
el coso de El Bibio, fueron la fábrica de La Harinera en La Calzada que
situaríamos en la calle de Las Industrias, en la parte trasera de los
actuales cines del barrio, y la fábrica de La Algodonera, donde trabajó mi madre de joven, que ocupaba la
zona de las actuales calles dedicadas a María Zambrano, Margarita Xirgu y
sus alrededores.
La imagen nos
muestra a grupos de presos republicanos en El Bibio, en otoño de 1937.
Son fotos del fondo "Guerra Civil" de la Biblioteca Nacional. Sin duda
un lugar más de la memoria histórica y social, sobre el que desconozco si hay alguna placa que lo recuerde.
Información de Luis Miguel Piñera, La Nueva España, 7 de diciembre de 2018.
DdA, XV/4.030
No hay comentarios:
Publicar un comentario