Portada del libro por cuya adquisición se piden 350 euros
Félix
Población
Al término de la Guerra
de España, Madrid no era sólo una ciudad de más de un millón de cadáveres,
según escribiera el poeta Dámaso Alonso en su excelente libro Hijos de la ira. Era, también, una ciudad con muchas cárceles y unos
cuantos campos de concentración.
Los campos fueron
habilitados provisionalmente por los vencedores en grandes espacios públicos
como plazas de toros y campos de fútbol. Las prisiones también requirieron la
utilización de edificios que no lo eran, habida cuenta la gran cantidad de
cautivos republicanos que no cabían en los centros penitenciarios existentes.
Se emplearon por eso los conventos y monasterios de las órdenes religiosas,
cedidos en principio gratuitamente, aunque después el clero cobrara porque sus
estancias sirvieran de presidio.
Había en total 21
cárceles en Madrid, entre 1939 y 1945, de las que 16 eran de hombres y cinco de
mujeres. A la que me voy a referir en este artículo es a la que estaba ubicada
en el convento que los frailes franciscanos tenían en la calle Duque de Sesto,
donde ahora se levanta la parroquia de San Antonio del Retiro con toda la
apariencia de un edificio de confortables viviendas, y que también fue prisión
roja durante la guerra, según una nota informativa del diario ABC fechada en octubre
del primer año triunfal (Los ex cautivos
de la prisión roja de Duque de Sesto). En esa nota se ignora a los cautivos
republicanos que lo eran en ese mismo lugar en aquellos mismos días.
Hasta la cárcel de
Duque de Sexto llegó, después del día de la entrada en la ciudad y la victoria
de las tropas golpistas (1 de abril de 1939), un ciudadano del que lo
desconocemos todo, salvo el testimonio que dejó escrito y que tampoco dilucida si
pagó con una condena a muerte, dictada y ejecutada, su compromiso y defensa de
la España republicana. Ese testimonio es un libro de versos, encuadernado posiblemente
por el propio recluso, y que lleva por título, mecanografiado en letras azules,
Hojas de mi alma.
De su contenido apenas
tenemos unas cuantas frases, a modo de reflexiones poéticas, de cuya constancia
puede el lector tener prueba si hace esta búsqueda en Google: “Libro de poemas,
obra única procedente de la prisión de Duque de Sesto”. Una fotografía de la
portada floreada del ejemplar acompaña al becqueriano título del poemario. Se
nos especifica en el anuncio que el libro contiene 41 poemas y está firmado a
pluma por el autor , sin que por la firma pueda identificarse la autoría pues
solo figura su posible nombre (Manolo), a no ser que en el interior del volumen
la personalidad del autor se aclare.
A continuación podemos
leer algunos de esos pensamientos numerados y mecanografiados a los que aludía:
“Tanto dolor he visto, que no sentirlo es placer.- Un crimen impresionaba mi
alma; muchos crímenes han endurecido mi sensibilidad.- Cuando vi cerca la muerte, no quise pensar en
Ti para poder seguir viviendo y no perderte. - Ahora que no veo tu despertar,
los días no tienen luz para mí. - Cuando esté bebiendo el aire y la luz me
envuelva, Tú [sic] estarás conmigo llenado mi vida.- Este polvo negro y sucio
de la cárcel, es la tiniebla que envuelve mi desgracia.- Se habrán muerto
nuestros pajarillos. ¿Te acuerdas de aquellos que eran verdes y tú querías que
fueran azules?- Esta miseria de color morado entristece mi alma ansiosa de
claridad.- Cuántas espinas tienen los días, pero no importa, hay que ser fuerte
porque me esperas Tú [sic].- ¡Quieto corazón mío! Piensa despacio en ella, ¿no
ves que con vehemencia te acongojas?- Cuando mis ojos duermen, mi alma te busca
y te besa”.
No se trata de unos
versos que revelen una calidad literaria destacable por sí misma, para ser los
que el vendedor muestra como cebo de interés. Se atienen a lo que un preso con
una cierta sensibilidad podría sentir y expresar en la celda en esos aciagos
años. Sin embargo, este ejemplar único del anónimo poeta, de 19,3 por 14,5 cm.,
está a la venta (con señales de uso normal) al costoso precio de 350 euros, según
podemos leer en www.todocoleccion.net, por lo que cabe deducir que algo muy especial
hay en su contenido, en la identidad del autor o en alguna otra característica
que no se publicita. Absténganse los curiosos de solicitar más información. La
única que les ofrecerá Juan José Vázquez Fernández, que regenta la librería La
Trastienda en Málaga, no pasa de lo
siguiente: la información que yo le pueda aportar, es la misma
que usted puede ver en fotografías, no sé nada más, muchas gracias. O bien: no le puedo aportar más de lo que ya aporto. Lo siento, pero decirle
otra cosa sería inventarme o mentirle.
Tal parece que mientras
alguien no se decida a adquirirlo, esa página ignota de la sórdida memoria de
las cárceles franquistas quedará pendiente de ser revelada por 350 euros. De momento, aparte de la identidad del autor,
nos quedamos con las ganas de saber el destino que corrió, quién y cómo
adquirió ese ejemplar por primera vez y en cuánto lo vendió –si lo vendió en su
día- para que hoy alcance tan alto precio, sin que tengamos un solo atisbo de
su relevancia.
DdA, XV/3986
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