miércoles, 4 de julio de 2018

LOS REPUBLICANOS DEL VALLE DE LOS CAÍDOS

Félix Población

Remedios Palomo lo recuerda en las redes sociales y creo que es el mejor momento para volver a hacerlo, cuando se anuncia como inminente el desalojo de los restos del dictador del Valle de los Caídos, para que sus decendientes procedan a su reinhumación allá donde los quieran tener como recuerdo de familia. 

La mayor fosa común existente en un país como el nuestro, cuarenta años después del fallecimiento del dictador bajo cuyo mando España se llenó de enterramientos de ese carácter, se encuentra ubicada al pie del lugar donde yace su verdugo. Son más de 12.000 (12.410) los españoles defensores de la segunda República, ejecutados/asesinados por las tropas y los tribunales de represión franquistas, los que están enterrados en las criptas del Valle de los Caídos, después de que sus restos fueran extraídos/robados bien de los cementerios en donde habían sido inhumados, bien de las cunetas en donde fueron asesinados. 

Desde los primeros años del siglo en curso, algunos descendientes de esas víctimas han venido reclamando al Estado la devolución de esos restos para que esas familias procedan con los mismos según quieran, en un ejercicio de reparación y justicia que contribuya a evocar memorial y emocionalmente al fallecido. El Estado siempre ha alegado excusas varias para negarse, con el Patrimonio Nacional,  dando bandazos y proporcionando un trato desigual a los distintos reclamantes. 

Es muy importante tener presente, para entender esa desigualdad en el trato, que ninguno de los 12.410 cuerpos tiene nombre. En noviembre de 2008 el entonces juez Garzón había autorizado la exhumación de los restos de ocho republicanos, siete hombres y una mujer enterrados sin su consentimiento en el monumento que Franco hizo para celebrar su victoria en la guerra y homenajear a los muertos de su bando.  "Se trata de la exhumación de la caja colectiva o columbario 198, piso 1º, de la cripta del Sepulcro, y la caja individual 10.672, piso 1º, cripta África de la Basílica del Valle de los Caídos. Vamos a recuperar a mi padre, a mi tío y a los otros seis fusilados de Pajares de Adaja. Estoy muy contento. Poco a poco, se van cumpliendo nuestros deseos", explicaba entonces al diario El País  Fausto Canales, de 74 años, hijo de Valerico y sobrino de Fidel, dos de los ocho republicanos cuyos cuerpos "robó Franco". "Le voy a pedir a los expertos -el equipo de siete especialistas que Garzón ha pedido que le asista en la causa- que elabore un proyecto de exhumación en el Valle de los Caídos. Sé que se van a plantear dificultades, pero esto no debe ser distinto a cualquier otra exhumación".

Según la información publicada hace diez años por el citado periódico, bajo  la rotulación "Caídos por Dios y por España" que preside la puerta de entrada del recinto, se estima que hay entre 40.000 y 60.000 nichos inaccesibles que Fausto Canales comprobó personalmente en una de sus visitas: "Las zonas de columbarios están selladas con chapas de mármol y no son accesibles, pero no es difícil, me pareció, adivinar dónde estaban las puertas de entrada de acceso a ellos", explicó. "El benedictino que me señaló el lugar exacto", añadió Canales, "me manifestó que no era partidario de sacar los restos de allí".

Junto al padre de Fausto, Valerico Canales, están en la caja colectiva que Baltasar Garzón autorizó recuperar los restos de Celestino Puebla, Emilio Caro, Flora Labajos, Pedro Ángel Sanz, Román González y Víctor Blázquez. Otra caja individual corresponde a Fidel Canales, que murió en el frente y estuvo enterrado en el cementerio de Griñón (Madrid) hasta que el 30 de diciembre de 1968 fueron depositados sus restos en el Valle de los Caídos.

Todos pertenecían a la Casa del Pueblo de la localidad abulense de Pajares de Adaja. Fueron fusilados por un grupo de falangistas en el llamado verano sangriento de 1936 y arrojados a un pozo de Aldeaseca, un pueblo próximo. Los restos de esos republicanos sería desenterrados más de veinte años después por órdenes de la misma autoridad que decidió su muerte y quiso decidir además su última morada en el mismo lugar en donde se iba a inaugurar, un mes más tarde, el Valle de los Caídos. 

A Fausto Canales, a sus 82 años, no le consuela que los restos de Franco sean desalojados de ese lugar si los de su padre no vuelven a la tierra que le vió nacer y ser asesinado, y de la que los responsables de ese crimen secuestraron sus restos durante la dictadura franquista, cuando hasta en los muertos causados por los golpistas mandaba la autoridad responsable de su muerte.


DdA, XIV/3895

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