Félix Población
El enjundioso número extraordinario de verano de El viejo
topo (116 páginas) se abre con un artículo de Antonio Santamaría sobre El PSOE
ante las crisis de Estado, en el que analiza el papel jugado por este
partido como legitimador y solución de recambio de la monarquía parlamentaria
ante esas circunstancias políticas, papel que según el articulista se ha vuelto
a activar con la investidura de Pedro Sánchez.
Ante esta última crisis -de la que da fe la abdicación de Juan
Carlos I-, el PSOE vuelve a ejercer por tercera vez ese papel en los últimos
cuarenta años. El renacido líder del Partido Socialista supo capitalizar el
malestar de la militancia por su defenestración, al negarse a apoyar la
investidura de Rajoy en contra del criterio de la vieja guardia y buena parte
de la dirigencia de su propio partido, y una vez repuesto por las bases ha
logrado derrocar al gobierno del Partido Popular con una moción de censura
apoyada por la izquierda y los nacionalistas, para así formar gobierno y volver
a repetir su papel estabilizador del régimen del 78. Un fracaso de Sánchez, como
el de Zapatero en su día, traería consigo una crisis de la monarquía
parlamentaria de imprevisibles consecuencias. Según Santamaría, da la impresión
de que los plazos para la regeneración del sistema político han vencido y
difícilmente sería concebible otra prórroga como la que se abre con el
ejecutivo socialista. El problema más importante a resolver es, a juicio del
articulista, el del proceso independentista en Cataluña.
Varias entrevistas se publican en este número de la revista.
Miguel Riera dialoga con Higinio Polo sobre su excelente libro Lugares adonde
no quiero regresar, en la que el escritor comunista estima que Estados Unidos
ha convertido Oriente Medio en un matadero gigantesco. López Arnal hace lo
propio con Sergio Gálvez Biesca, autor de La gran huelga general. El
sindicalismo contra la “modernización socialista, libro en el analiza la del
14 de diciembre de 1988, donde se pretendió propiciar un giro socialdemócrata a
la política macroeconómica del gobierno socialista. También Arnal entrevista a
Roger Mateos, autor de Caso Cipriano
Martos. Vida y muerte de un militante antifranquista, y a Víctor Prado y Raúl
Mateo, que acaban de publicar un ensayo sobre la represión fascista en Huesca:
Todos los nombres. Víctimas y victimarios.
Si esas interviús son todas interesantes, no lo es menos la
que Enric Llopis hace a Raúl Zibechi a propósito de un tema que en el pasado
despertaba más atracción mediática que ahora: las luchas políticas en América
Latina. Pensar la libertad, conseguir lo imposible de manera colectiva, es el
tema de la larga y no menos recomendable entrevista que EVT publica con el
profesor Michael Neocosmos.
Entre los artículos que podemos leer en este número doble de
la revista son de destacar la emotiva crónica de Pablo Gentili sobre la visita
que la presidenta Dilma Rousseff hizo al expresidente encarcelado Lula da Silva, acompañada por el actor Danny Glover: No me permito el derecho al odio
porque el odio envenena la vida, dijo Lula. Michel Collon es el autor de ¿Hay
que odiar a Rusia o reflexionar?, y David Lerin Ibarra escribe sobre la nueva
derecha radical y el Estad de Israel, artículo en el que afirma que ese Estado
ha profesado un claro nacionalismo palingenésico.
Pasqual Esbrí reflexiona a propósito del cincuentenario de la
publicación del libro de Jordi Solé Tura Catalanisme i revoluició burguesa, que
El viejo topo ha reeditado en su versión catalana y castellana. Se trata de la
tesis doctoral de Solé Tura, que tanto molestó a tirios y troyanos, sobre todos
a los tirios (nacionalismo), escandalizado ante las afirmaciones del autor.
Miguel Ángel Domenech titula su artículo Republicanos. El
ejemplo de los virtuosos, donde se puede comprobar que la moralidad ejemplar es hoy anómala si se
tienen en cuenta los ejemplos que da de personas virtuosas en la antigua Roma, ciudadanos que hicieron de la ética republicana una forma de vida. Toda ética alberga
en ella misma una memoria y defensa de las causas perdidas, afirma Domenech,
quien considera como mejor testimonio de honradez una modestia de vida.
Finalmente, coincidiendo con el film de Alejandro Amenábar
sobre los últimos meses de vida de Miguel de Unamuno en la Salamanca de 1936
(Mientras dure la guerra), sostengo en un artículo personal que aquel “Venceréis pero
no convenceréis” del rector de Salamanca a las tropas golpistas del general
Franco fue tal como fue y costó a don Miguel un arresto domiciliario, su cese
como concejal del Ayuntamiento y como rector de la universidad salmantina.
DdA, XIV/3910
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