Félix Población
Ayer
presentó su libro Antifascismos (1936-1945),
en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, el hispanista
estadounidense Michael Seidman, catedrático de Historia de Europa en la
Universidad de Carolina del Norte, especializado sobre todo en la historia de
España y Francia a lo largo del siglo XX.
Tiene Seidman en su labor como
investigador dos libros que en su día sorprendieron y hasta provocaron cierta
polémica: Los obreros contra el trabajo, publicado por la editorial Pepitas de
calabaza, y A ras de suelo, una perspectiva de la Guerra Civil española desde
la vida cotidiana.
Este libro de ahora, que analiza los antifascismos registrados
desde el golpe de Estado del general Franco en 1936 hasta el término de la segunda
Guerra Mundial, es muy probable que tampoco se escape de la discusión. Porque
la conclusión que cabe establecer, después de escuchar al profesor
norteamericano, es muy parecida a la que sostienen ciertos historiadores
revisionistas a la hora de valorar al gobierno republicano del Frente Popular.
Si las democracias occidentales no apoyaron al régimen constitucional español fue porque en nuestro país la entidad del antifascismo era de tipo
revolucionario, que Siedman enfrenta en su estudio al antifascismo conservador o
contrarrevolucionario, vigente en el Reino Unido y Francia.
Para
ilustrar esa tesis, el catedrático de la Universidad de Carolina del Norte, se
apoya en dos excepcionalidades pasajeras que se dieron a lo largo de la Guerra
de España: las colectivizaciones en Aragón y los ataques violentos contra la
religión tradicional.
Una vez analizado el antifascismo que a juicio de Siedman
se dio en nuestro país, el historiador estadounidense llega a la conclusión
de que, después de la victoria de los aliados contra el nazi-fascismo, el reparto
de Europa obedeció a las dos concepciones de antifascismo que se dieron entre
los vencedores, el revolucionario y el
conservador, llegando a afirmar que las democracias populares del este del
continente se adaptaron al modelo de lo que fue el gobierno del Frente Popular de la República española, alentad0
por el antifascismo revolucionario.
Conviene por lo tanto recordarle al señor
Siedman los resultados de las terceras elecciones celebradas durante la segunda
República en febrero de 1936 y que dieron la victoria a la coalición de
izquierdas conformada en el Frente Popular por los Partidos Socialistas Obrero
Español, Izquierda Republicana, Unión Republicana, Esquerra Republicana de
Catalunya, Partido Comunista de España, Partido Obrero de Unificación Marxista,
Partido Sindicalista y otros.
Solo 16 escaños obtuvo el Partido Comunista en esos comicios, muy
pocos para llegar a la conclusión de que sin la victoria
de Franco en España, apoyada por el nazi-fascismo internacional, nuestro país hubiera sido un democracia popular similar a las del este de
Europa. La ciencia histórica se basa en hechos probados, no en suposiciones. Mucho menos si éstas son inverosímiles.
DdA, XIV/3843
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