Félix Población
En la sesión de control al Gobierno celebrada ayer
en el Senado, el ministro de Justicia ha dicho que el ducado de Franco
permanecerá entre nosotros, tras la muerte de la hija del dictador, pues lo heredará sin ningún problema su nieta, Carmen Martínez Bordiú.
El señor Catalá respondió a la pregunta de la senadora socialista Fuensanta Lima, que
quería saber si le parecía pertinente mantener ese título nobiliario, que
manteniendo ese ducado lo que el Gobierno hacía era “cumplir la ley y aplicar
todas las normas que en un Estado de Derecho estén en vigor". A lo que agregó: “Mientras no se modifique la
ley que se refiere a los títulos nobiliarios, su departamento acatará
esa normativa y no piensa promover ninguna iniciativa para cambiarla”.
Lo que más me llamó la atención de las palabras del
ministro fue subrayar que el ducado de Franco no genera ningún privilegio, pues
se trata de un título simplemente honorífico, algo que pone en cuestión el
concepto que del honor puede tener Catalá. Sobre tal pormenor aconsejo la
consulta del diccionario de la Academia de la Lengua, de modo que se tenga así
más claro que dispensar honores a la descendencia de un dictador pone en
entredicho el honor del régimen democrático que los mantiene o preserva.
Ese honor viene acompañado, en el caso del partido
en el Gobierno, por unos precedentes que constan en las hemerotecas y que pasan
por las subvenciones públicas a la Fundación Francisco Franco, de las que el
mismísimo presidente del Gobierno dijo no tener noticia en una entrevista con
Pepa Bueno en la SER. El propio Ejecutivo reconoció que durante la segunda legislatura
presidida por José María Aznar se le
dieron subvenciones
de libre concurrencia a la Fundación Franco en los años 2000 y 2003.
PS. Todo un teniente general retirado, premiado en su día por Aznar, llama a luchar contra la izquierda desde la Fundación Franco. (Público.es).
DdA, XIV/3844
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