Ana Cuevas
Para consternación de nuestro masterizado gobierno,
Alemania ha resultado ser un país donde se cumple la separación de los
poderes y que, contra todo pronóstico, ha propinado un democrático
guantazo a gran parte de las subjetivas peticiones de nuestra
"independiente" judicatura. No contemplan el delito de rebelión ni la
comparación que el juez español establece en su auto entre las
movilizaciones independentistas y el 23-F. Quizás tenga que ver con que
ningún independentista entró al Congreso a tiro limpio ni sacó los
tanques a la calle. No debería extrañarnos el escepticismo teutón si
consideramos que allí sería impensable una fundación Adolfo Hitler que
se nutriera de subvenciones públicas o que mantuvieran su momificado
cadáver en un mausoleo que atrapa a sus víctimas bajo toneladas de
cemento y, en cambio aquí,... ¡Pues eso!.
Y es que, a lo
mejor, se están usando calificativos gruesos con demasiada ligereza.
Como el de terrorista. Los que acumulamos una edad y vivimos el
terrorismo de ETA y el GRAPO tenemos una diáfana idea del asunto. Eran
gente que ponían bombas y pegaban tiros en la nuca con absoluto
desprecio por la vida humana. Ninguna causa justifica estos sanguinarios
medios. Y así lo aprendimos quienes sentimos el dolor por las inútiles
muertes de cientos de hombres, mujeres y niños. Víctimas de la sinrazón.
Como los que fueron arrollados por el terrorismo yihadista en las
barcelonesas ramblas que no distinguió entre nacionalidades o
nacionalismos en su macabro recorrido. Por eso me parece muy grave
calificar de terrorismo el corte de una carretera.
¿Acaso
eran terroristas los mineros que cortaban carreteras con neumáticos en
llamas? ¿Se aplicará ese epíteto a los trabajadores que nos movilicemos
en las huelgas?, ¿A los que nos consideramos disidentes de un sistema
que está demostrando ser anti-personas? ¿Aunque seamos pacifistas?
¿Quizás
también a los jubilados, que están empezando a despertar de su letargo y
andan bastante encabronados? Porque estos presuntos terroristas eran su
nicho principal de votos. ¿Qué pasa si se monta un 15-M yayo-flauta?
Ahora cualquiera puede ser terrorista, si asusta un poco al establishment.
No hace falta goma 2 ni un zulo lleno de armas. Basta con hacer un
chiste sobre Carrero, una obra que denoste la dictadura franquista o un
rap que deje en mal lugar a nuestra "ejemplar" familia real.
Se
rumorea que, entre PP y PSOE, existe una estrategia para reformar
y frivolizar el concepto de terrorismo y convertirlo en algo ambiguo. Es
decir, que se pueda llamar terrorismo a lo que no lo es. Si rodear el
Congreso, aunque sea pacíficamente, organizar un escarche o una
acción anti-desahucios pueden catalogarse como actos terroristas, los
gerifaltes pueden estar tranquilos. Nadie se atreverá a decir Pamplona
y, en el cortijo Carpetovetón, todo seguirá atado y bien atado.
Otra
cosa es lo de Jiménez Losantos. Porque si eres uno de los "suyos"
puedes soltar burradas, amenazas y todo tipo de escoria desde tu púlpito
mediático sin sufrir consecuencias. Al menos en España. Porque en
Alemania se han puesto tiquismiquis con eso de que el periodista
sugiriera volar cervecerías en Baviera o tomar como rehenes a los miles
de alemanes de viven en las Baleares. ¡Oye! Que hasta un juez de Múnich
está estudiando el asunto penalmente para presentar cargos contra el
lenguaraz patriotero. ¡Mira que si piden su extradición al estado
español por incitar a la violencia terrorista!
Y es que los
alemanes son gente seria. Tengo entendido que cuando pillan a una
ministra con una titulación falsa en su currículo nadie "reconstruye"
documentos ni espera ser sacado a rastras con una moción de censura.
Simplemente dimiten. Puede que también mientan pero demuestran tener un
poco más de vergüenza. Pero en Fachilandia, Dimitir les suena a nombre
ruso y, por ende, leninista. Se agarran al cargo como una garrapata
esperando que pase la tronada. ¡Total! Si el populacho se amotina, se
les aplica la ley anti-terrorista y santas pascuas. ¡Todos a la cárcel!
España
va como un tiro, al menos para los más ricos. Otros la percibimos más
como una balacera contra los derechos ciudadanos más elementales. Sobre
todo contra la libertad de expresión. Solo me queda una duda, ¿habrá
celdas para tanta peña disidente?
Bueno, ya nos irán dejando
sitio los corruptos que apenas pisan la cárcel. O los que directamente
no entran, como el cuñadísimo de sus reales altezas.
¿Quién
dijo que en este país la justicia es igual para todos? No me decido
entre Gila o Chiquito. Eso sí, seguro que fue un tío cachondo y
campechano.
DdA, XIV/3817
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