martes, 3 de abril de 2018

SI CIFUENTES NO DIMITE, ESTE PAÍS NO TIENE CURA

Tamayo y Sáez: en el principio fue la corrupción

Félix Población

Yo no sé en qué oscuro lugar se ha escondido la presidenta de la comunidad de Madrid, pero su retirada tras publicar eldiario.es la información relativa a las notas falsificadas de su máster debería ser motivo de reflexión, incluso entre la dirigencia de su partido, para creer que esta señora lo tiene todo perdido en política. 

Sobre todo, si se considera que desde que Cifuentes hizo mutis con una vergonzosa comparecencia en plasma, al estilo de M. Rajoy, el periódico que ofreció la exclusiva de su trapacería no ha dejado de abundar en la información con datos tales como el testimonio de los alumnos del máster, que no han visto ni una sola vez a doña Cristina durante las 600 horas lectivas del curso, ni tienen constancia de que hiciera exámenes a pesar de los sobresalientes con que fue calificadada en algunas asignaturas. Produce sonrojo recordar aquella frase de uno de los profesores comparecientes de la Universidad Rey Juan Carlos, después de ser noticia el caso, cuando tuvo la desfachatez de afirmar que a Cifuentes se la trató como a una alumna cualquiera. 

Las últimas informaciones publicadas por eldiario.es en relación a Dionisio Ramos, amigo personal de la presidenta desde hace veinticinco años y compañero en el máster que nos ocupa, dibujan la trayectoria de un modus operandi ciertamente sospechoso. El inicio de esa amistad data de 1993, cuando la presidenta madrileña fue una de las testigos de la boda de Ramos junto a, entre otros, Gustavo Villapalos, exrector de la Universidad Complutense de Madrid y exconsejero de Educación de la Comunidad de Madrid durante los gobiernos de Alberto Ruiz-Gallardón. Ambos se conocieron en los grupos de apoyo creados en la universidad para conseguir nombrar a Villapalos primero decano de la Facultad de Derecho y, después, rector, cargo que ostentó entre 1987 y 1995. Además, los dos eran miembros del claustro de alumnos y estaban vinculados al PP.

En 2001, Ramos no sólo presidió el tribunal de las oposiciones que permitieron a Cifuentes ascender de su categoría como funcionaria, sino que ha estado vinculado con una serie de polémicas  relacionadas con Partido Popular de Madrid. Aconsejo leer lo que Íñigo Adúriz escribe en el mencionadio periódico, pero no me resito a subrayar el posible origen de los lodos que se acumulan sobre su máster y a los que doña Cristina deberá responder mañana en el pleno de la Asamblea de Madrid, que promete ser muy movido.

En 2013, InfoLibre desveló un documento en el que quedaba reflejado que el exgerente de la Complutense, el señor Ramos, estaba en el centro del conocido como tamayazo , el episodio de transfuguismo que hizo que los exdiputados socialistas Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez se abstuvieran en la votación de la investidura del candidato del PSOE para presidir la Comunidad de Madrid en 2003, Rafael Simancas, y que abrió el paso a la presidencia de Esperanza Aguirre.

Siempre según la citada información, Ramos habría ejercido tanto de intermediario como de suministrador logístico entre el que fuera líder de la corriente socialista Renovadores por la Base, José Luis Balbás, y el exsecretario general del PP Ricardo Romero de Tejada, muñidores de la operación para evitar la presidencia de Simancas. De todo ello habría estado al corriente la propia Cifuentes, aunque cuando se conoció dicha información, y al salir a la luz su amistad con Ramos, la hoy presidenta madrileña se apresuró a desvincularse de lo sucedido al considerar "rotundamente falso que participara en el lamentable suceso del tamayazo ni directa ni indirectamente, ni por acción ni por omisión".

Ciertamente, los electores madrileños pasaron por alto estas minucias y durante varios decenios han permitido con sus votos que la exlideresa Aguirre primero y la señora Cifuentes después gobernasen esa comunidad, tan pródiga en corrupciones. Tengo la impresión de que el buen periodismo va a posibilitar que muchos de esos electores abran ahora los ojos, aunque doña Cristina ofrezca en principio una resistencia que al final será inútil porque el asunto es auténticamente escandaloso. 

Y no debería olvidarse que la señora Cifuentes ha contado con el apoyo de Ciudadanos para esa gobernación, por más que el tornadizo Rivera quiera ahora aprovecharse electoralmente -como siempre- del caso máster

PS. Escrito lo anterior, también comparto la nota y advertencia que hace hoy mi estimado José Manuel Fajardo al medio citado en el artículo: "He sido suscriptor de eldiario.es porque creo que debe apoyarse el periodismo realmente independiente. Por razones económicas tuve que suspender mi suscripción durante unos meses, ahora pensaba renovarla pero he decidido no hacerlo. Eldiario.es lleva a cabo una agresiva campaña de publicidad en busca de nuevos suscirptores que consiste en colocar un anuncio que ocupa casi un tercio de la pantalla del ordenador, impidiendo al usuario leer con un mínimo de comodidad los contenidos que eldiario.es ofrece gratis. Comprendo la necesidad de buscar nuevos socios y suscriptores para mantener el proyecto, pero no me parece aceptable hacerlo agrediendo visualmente a los usuarios. El día que eldiario.es vuelva a tratar con respeto a sus lectores no suscritos, volveré a hacerme socio suyo. Estoy harto de que me quieran forzar a hacer cosas".

DdA, XIV/3810

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