"Yo no vengo del mono", se ha escuchado en la sacristía
Lazarillo
Aunque la noticia podría tener su procedencia en cualquier remota fecha del siglo XIX, sobre la que el escritor anticlerical y republicano José Nakens podría escribir en El Motín uno de sus jugosos artículos satíricos, lo cierto es que la publica Diario de León, avanzado el siglo XXI, aunque en tiempos en que se resienten las libertades y derechos por obra y gracia del partido en el Gobierno. Es de recordar que Juan Pablo II tuvo el arrojo de pedir perdón hace unos añitos y rehabilitar a Darwin, aunque con cierto retraso.
El 24 de octubre de 1996 Wojtyla reconocía públicamente que el
evolucionismo «es ya más que una sola hipótesis», algo que entonces le resultó escandaloso a algunas peñas o sectas de fundamentalistas católicos, pues ya se sabe que durante
muchos siglos la iglesia de Roma había sostenido y explicado el origen del
Universo y de la especie humana ateniéndose literalmente al relato
bíblico del Génesis, en el que Dios crea el mundo en siete días y al hombre del barro de la tierra. De aquellos fundamentalistas queda uno en tierras bercianas, cuya imagen ilustra la noticia:
Leo:
«¡Yo no vengo del mono!», se ha escuchado en la sacristía.
El padre Manuel Bueno ha sido el protagonista de la catequesis en
una iglesia de Toreno, Ponferrada. «Hay unos cuantos hombres listos,
sabelotodos, inventores de falacias que dicen que venimos del mono»,
recuerda haber explicado a los dos niños que estudian la teoría de
la evolución en sus colegios. «El mono y la mona producen monitos», les
aclaró, «hasta ahora». Según el padre Bueno, «algunos científicos modernos han tratado de
despojar a Dios de su simpatía por el hombre, que es la perfecta
creación de Dios» y añade: «si crees en la teoría de la evolución allá
tú, pero que sepas que vas directo a las calderas de Pedro Botero, y
luego no me vengas diciendo que no te avisé».
De momento, el párroco ha expulsado de la catequesis para la
Confirmación a los dos niños que estudian el darwinismo en sus colegios.
Las madres han llevado el caso al Obispado de Astorga, no obstante,
nada han conseguido. «¡Que si quieres arroz, Catalina!», han
declarado indignadas a este medio.
«A mí no me trajo la cigüeña, ni vengo de ningún mono, a mi me
creó Dios en el vientre de mi madre», comentan en privado fuentes del
obispado. Y rechazan de plano que los niños puedan llegar a confirmarse. «Dios creó al hombre del barro y a la mujer de su costilla, es lo
que nos han explicado siempre y es lo razonable», zanjó el párroco
berciano.
DdA, XIV/3826
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