Félix Población
A Francisca Martínez, la pensionista de 92 años a la que los
medios llaman simplemente Paquita, la llevan y la traen por los platós de
televisión, porque además de ser una anciana como las de antes, con su moño y
su gracejo de mujer popular y de su tiempo, que vivió de niña con capacidad de
recuerdo la infausta guerra de España, es una ciudadana que lucha por sus
derechos, esa pensión de 700 euros, y por la de quienes vienen detrás.
Eso, su
infancia, la dura posguerra, sus muchos años de trabajo y, sobre todo, esa
ancianidad consciente y responsable con la que hace frente a las vilezas del
vigente Gobierno con los jubilados, deberían ser sobrado motivo de respeto cada
vez que la entrevistan ante las cámaras. No está bien hacer de la presencia de
Francisca Martínez un espectáculo informativo en el que apenas la dejan hablar
porque el ritmo de locución de esta señora es el propio de su edad. Doña Francisca representa la dignidad de los mayores en España, ni más ni menos.
Si además de
no dejarla hablar, lo que se pretende no es saber su opinión sino cuestionarla, de
la falta de respeto pasamos a la provocación o incluso a la afrenta. Es lo que hizo la presentadora Susana
Griso en su programa de ayer cuando pretendió saber si doña Francisca tenía más
esperanza en Podemos que en el Partido Socialista para resolver la cuestión de
las pensiones. Como cabía esperar, dado que un gobierno del PSOE fue el que las
congeló en su día, la anciana trató de ser diplomática diciendo que contra ese
partido no tenía nada, pero tampoco estaba muy a favor.
La respuesta le valió a Griso
para afirmar que su entrevistada tenía la esperanza puesta en Podemos, algo que
doña Francisca ratificó. Fue en ese momento cuando la presentadora del programa
matinal de Antena 3 hizo de portavoz del partido en el Gobierno como si estuviera en la televisión pública estatal: "Pero fíjese lo que pasó en
Grecia", adujo: "Nos lo decía también el secretario
del PP, que prometieron subir las pensiones y luego también les pegaron un
hachazo enorme en Grecia cuando llegaron al poder".
Para colmar su
desfachatez con una frivolidad propia de una profesional por lo menos cuestionable,
reparó Griso en el color del jersey de la anciana y le espetó, sin pararse a
pensar en los años vividos por su invitada, nada dados a esas tontunas (guerra, posguerra, trabajo y una
ancianidad responsable y defensora de los derechos conquistados): "Fíjese que no me he
dado cuenta pero va del color de Podemos. Este lila no es
casual".
"El color no tiene que ver", respondió doña Paquita señalándose la cabeza:
"Lo que tiene que ver es esto".
DdA, XIV/3783
2 comentarios:
El trato a los viejos en los medios nunca es natural porque a ver qué medios dedican algun programa a la llamada tercera edad...
Hablo de los públicos, en los privados ni pensar, claro.
Publicar un comentario