
Félix Población
Por la misma razón que no suelo ver otros programas de
contenido político o debate en La Sexta, una televisión que creo abusa de la política
como espectáculo a la hora de informar u opinar, no suelo ser espectador habitual
de El Objetivo los domingos por la noche, aunque Jordi Évole haga minutos antes en Salvados
el mejor periodismo que actualmente podemos visionar en la pequeña pantalla.
El pasado domingo, sin embargo, como un millón de ciudadanos más de los que habitualmente
suelen apuntarse al programa de Ana
Pastor, sí quise incrementar la audiencia de ese espacio, que se duplicó como
consecuencia de la presencia en el plató de Pablo Iglesias. Porque, en
efecto,
el líder de Podemos, el mismo al que las encuestas sitúan por debajo de
otros
líderes políticos, ha doblado el número de televidentes que la semana
anterior
escucharon en el mismo programa al portavoz del vigente gobierno.
Si
esto es
así y ocurre cada vez que Iglesias visita cualquiera de los platós de
cualquiera de la cadenas, habrá que considerar que el mensaje del
secretario
general del partido morado -diga lo que diga la demoscopia general e interesadamente cocinada- sigue contando con la escucha suficiente como para cuestionar,
al
menos, aquellos diagnósticos interesados en reincidir una vez más en el
declive
de Unidos Podemos a raíz de los malos resultados cosechados en Cataluña
por
esta formación y sus aliados electorales.
Es de destacar, una vez más,
como
siempre que se entrevista a Pablo Iglesias, la incapacidad de muchos
profesionales de la información para formular preguntas algo más
originales e interesantes que
las que le planteó Pastor y ante las que su entrevistado no tiene
más
remedio que repetir un mismo mensaje, quedando al margen de la interviú
cuestiones de mayor calado sobre las que Iglesias podría aportar
valiosos
puntos de vista.
La carencia de personalidad profesional del
entrevistador
conduce así a que el entrevistado se muestre excesivamente previsible y
convencional en sus contestaciones. Esto es lo que pasó una vez más el domingo, haciendo un tanto tediosa la conversación, algo que con Pablo
Iglesias nunca debería figurar en el objetivo de una entrevista, pues demostrado está en otros medios el contenido que ofrece cuando se le motiva con un cuestionario de interés. Lo mismo se puede decir de las preguntas planteadas por el público asistente ex profeso al programa, tan insubstanciales como querer saber cómo se desplaza Iglesias por la ciudad. El público, al menos, tiene la excusa de no ser profesional de la información.
¿Para cuándo una entrevista a fondo con Pablo Iglesias en cualesquiera de las televisiones de difusión nacional? ¿No es evidente el interés mediático que su presencia en los platos despierta y el notable incremento de publicidad que eso comporta? Y si es así, ¿por qué no se hace?
¿Para cuándo una entrevista a fondo con Pablo Iglesias en cualesquiera de las televisiones de difusión nacional? ¿No es evidente el interés mediático que su presencia en los platos despierta y el notable incremento de publicidad que eso comporta? Y si es así, ¿por qué no se hace?
DdA, XIV/3762
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