Los denunciantes Gabreiel de la Mora y Francisco Hernández ante los Juzgados de Salamanca
Lazarillo
Según una información que acabo de leer, Izquierda
Unida y Ganemos Salamanca han presentado una denuncia penal contra el alcalde
de Zarapicos por presuntos delitos de malversación de fondos públicos y
prevaricación.
En este caso no se trata de algo comparable a los archisabidos
casos o tramas de megacorrupción en las que está sumido el partido en el Gobierno o el PSOE con los ERE de Andalucía,
sino de algo tan doméstico como tres simples farolas de alumbrado público instaladas
dentro de la propiedad de Melquiades Pérez, que así se llama el alcalde.
Esas
tres farolas que alumbran a don Melquiades se pagan con dinero público, según
la denuncia, algo que ya se le señaló a su propietario hace más de un año.
Posteriormente, tal como indica el coordinador local de Izquierda Unida y
responsable de la organización provincial, se celebró un pleno municipal en el
cual el señor Pérez votó a favor de su propio beneficio, pues se trataba de
decidir si esas farolas debían seguir conectadas al alumbrado público, y el
alcalde votó a favor, con otro concejal de su misma formación política.
La denuncia se interpuso el pasado mes de enero y en pocos días se admitió a trámite. El próximo día 15 el alcalde de Zarapicos está llamado a declarar. “Esperamos que ahí, en base a los informes periciales y a las imágenes, se falle y se determine que este alcalde está utilizando su función pública para beneficiarse en lo privado, perjudicando a los ciudadanos de su municipio”, manifestaron los denunciantes.
Hay vídeos demostrativos de que, cuando se ilumina el alumbrado público del municipio, esas tres farolas también se iluminan. A esto se añade que la propiedad del alcalde Pérez no tiene contador propio.
¿Que de qué formación política es don Melquiades? Primero fue cabeza de lista del Partido Popular, para pasar después al PSOE. A este Lazarillo le parece el caso un ejemplo pintiparado de por qué estamos como estamos y por qué hay que buscar alternativas más allá del bipartidismo que se ha alternado en la gobernación de España durante cuarenta años, haciendo de la corrupción asunto mediático cotidiano. ¿Es que no estamos hartos o acaso nos hemos acostumbrado tanto que ya no olemos la mierda?
DdA, XIV/3767
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