Félix Población
Mientras los pensionistas se congregaban ayer ante el Congreso
para protestar por la miseria de sus remuneraciones y la subida mínima de las mismas -un 70 por ciento cobra menos de mil euros-, nos enterábamos por el ministro
Zoido de los 87 millones de euros desembolsados por el Gobierno para
promocionar el independentismo catalán a base de golpes contra los votantes el
pasado y malhadado 1 de octubre. Desde Cataluña se supo aprovechar mediáticamente esta
circunstancia mediante la consiguiente exageración de aquella vergonzosa
ventolera represiva, indigna de un Estado democrático, que a la postre solo
sirvió para eso, al precio de 87 millones de euros.
Si se revisa el historial de este tipo de debates, se comprobará que desde 1983 en que se celebró el primero durante la primera legislatura de Felipe González, no hay año que no se convocara, hasta el mes de febrero de 2015 en que tuvo lugar el último, salvo en aquellos en que se celebraron elecciones.
Que Unidos Podemos no haya
tenido oportunidad de estrenarse en una de esas convocatorias desde que
accedió al Parlamento, debería ser motivo de
reflexión para el respetable, sobre todo porque –además de Cataluña- muchos son
los motivos en la agenda social para haberlos tenido. Todos de la entidad suficiente como para haberle dado a esa formación política el papel de oposición real que le corresponde.
DdA, XIV/3750
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