Lo hacen algunos futbolistas al término de su exitosa y millonaria carrera deportiva, dispendiosamente remunerada, como el exbarcelonista Xavi. Una vez en Qatar, donde culminan con una última y substanciosa dotación económica su currículum, son capaces de sostener que en Qatar no hay un régimen democrático, pero la gente es feliz.
No es lo que piensa la dos veces campeona del mundo Anna Muzychuk, que se ha negado a competir estos días en Arabia Saudí -con parecido régimen político- en defensa de sus principios como mujer. La traducción de lo que ha dicho puede ser deficiente, pero lo que dice es inapelable:
"En unos días voy a perder dos títulos de campeón del mundo.
Sólo porque decidí no ir a Arabia Saudita. No para jugar con las reglas
de alguien, no para usar abaya, no para ser acompañado afuera, y para no sentirme en absoluto como una criatura secundaria. Hace exactamente
un año gané estos dos títulos y era la persona más feliz del
mundo del ajedrez, pero esta vez me siento muy mal. Estoy dispuesto a
apoyar mis principios y saltarme el evento, donde en cinco días
esperaba ganar más de lo que hago en una docena de eventos combinados.
Todo eso es molesto, pero lo más molesto es que casi a nadie le importa". Mariya, hermana de Anna y ajedrecista de alto nivel, tampoco estará en Arabia Saudí. Antes había renunciado a jugar la Copa del Mundo en Irán. “Estoy muy contenta
de que compartamos el mismo punto de vista".
Lo siento por Xavi, por su compañero el entrenador Guardiola -también solícito en echarle flores a Qatar-, y por el Barça, al que este país patrocina con su nombre en las camisetas del club, pero por mucho títulos y patrimonio que ganen todos ellos, ahí está la ucraniana Anna Muzychuk
para darles en una sola jugada de dignidad un jaque mate propio de su condición.
DdA, XIV/3729
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