Félix Población
Debo
confesar mi primera impresión al saber que cierta gentuza colgó unos muñecos boca abajo en
un puente de la C-7, a modo de simulacro de ejecución, en los que estaban
inscritas las siglas de los tres partidos políticos enfrentados al
independentismo catalán: No me creí que tamaña barbaridad fuera obra de los
adversarios políticos de esos partidos.
Se me dirá que también entre los partidos
independentistas existen facciones extremistas proclives a acciones ajenas al
pacifismo y civismo tantas veces ensalzado por esas formaciones a lo largo de
sus masivas concurrencias. Cierto, pero en este caso tengo mis dudas acerca
de una posible autoría por parte de esas facciones. Con la campaña electoral ya
casi en marcha, semejante exhibición de brutal amenaza no creo que pueda
beneficiar en nada al independentismo catalán.
Es más, tengo la sensación de
que los macabros monigotes de la C-7, a modo de grotesco remedo del matonismo entre
narcotraficantes, únicamente puede perjudicar a las formaciones que ahora se van
a presentar por separado a los comicios del día 21 con la misma reivindicación
independentista que juntos. Estoy convencido de que medios de comunicación como Catalunya Radio
están en esa misma onda independentista que con tanto celo ha potenciado en los
últimos años el gobierno central, y cabe por lo tanto dudar de su neutralidad
al juzgar un hecho como el que aquí se comenta, pero en este caso no creo
disentir con la opinión de Roger de Gràcia cuando en su programa Estat de Gràcia
ha sugerido que lo de los muñecos también lo pudieran haber hecho los
ultraderechistas.
Llama la atención Gràcia en que fuera la Societat Civil Catalana
la primera en denunciar el abominable simulacro con suma diligencia, y de inmediato tanto La
Sexta como el diario ABC lo glosaran para poner en entredicho la revolución dels 'somriures'. Ya digo que los extremismos se puede dar por un
lado y otro, pero cuesta creer que después de siete años de reivindicaciones
cívicas y pacíficas, con millones de personas en la calle, sea en vísperas de unas
elecciones tan importantes como las del 21 de diciembre cuando un grupo o
grupúsculo independista se desmande hasta tal extremo y de modo tan descerebrado.
No sé si llegaremos a saber algún día la verdadera autoría de esa barbaridad, o si la sabremos después de que los ciudadanos
acudan a las urnas, pero ante una noticia de ese carácter conviene más que
nunca tener en cuenta el criterio que ha de ser razón y norma del oficio de opinar, ya sea en Catalunya Radio o en la emisora de la obispalía: dudemos primero, investiguemos más tarde y por último opinemos, no al revés. La opinión, en mi caso, no da más luz que para creer que al independetismo catalán esa macabra exhibición de matonismo sólo puede perjudicarle en las urnas, que son las que importan.
PS.- Por cierto, que ayer en Salvados, de Évole, Rovira y Arrimadas no supieran los datos del paro en Cataluña y ni siquiera los han consultado para la ocasión, es vergonzoso.
PS.- Por cierto, que ayer en Salvados, de Évole, Rovira y Arrimadas no supieran los datos del paro en Cataluña y ni siquiera los han consultado para la ocasión, es vergonzoso.
DdA, XIV/3709
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