miércoles, 20 de diciembre de 2017

DOÑA SORAYA CERRÓ CON ÉXITO LA CAMPAÑA DEL INDEPENDENTISMO CATALÁN

Félix Población

Desconozco si el discurso pronunciado el pasado sábado en Girona por la vicepresidenta del gobierno de España fue antes o después de los postres de una cena/mitin con exceso de espumosos, pero tal parece que a doña Soraya se le subió al micro una jerga de francachela triunfal propia de un acto entre incondicionales e impropia de un partido que avanza hacia su extinción en aquel país, gracias al surgimiento y engorde bancario de Ciudadanos como sustituto.

A mí me recordó aquel discurso magníficamente protagonizado por Fernando Fernán Gómez en un film con Ángela Molina en el que interpreta a un divisionario fascista y borracho, después de una opípara comilona con sus camaradas en el restaurante que le puso a su protegida. Hay muchos grandes momentos en la trayectoria profesional de ese inolvidable actor, y ese es uno de ellos sin duda.

Lo que el sábado encarnó doña Soraya es el mejor acto de propaganda a favor del independentismo catalán que se podía esperar a estas alturas, cuando tanto Junqueras como Puigdemont andan pugnando por los votos de modo harto ridículo, el uno haciendo valer su encarcelamiento por el Estado opresor y el otro su exilio de salón con bufanda de hincha del Girona. 

Lo que dijo doña Soraya fue esto: "¿Quién ha conseguido que por primera vez estemos leyendo que los independentistas pueden dejar de sumar en unas elecciones? Mariano Rajoy y el PP.
¿Quién? ¿Quién ha hecho que hoy por hoy ERC, Junts per Catalunya y el resto de independentistas no tengan líderes porque están descabezados? Mariano Rajoy y el PP.
¿Quién ha conseguido que la Generalitat esté al servicio de todos los catalanes y no de los que votan al independentismo exclusivamente? Mariano Rajoy y el PP.
¿Quién ha puesto fin a los desmanes, al incumplimiento de la ley, a la falta de neutralidad, al ninguneo de más de la mitad de los catalanes? Mariano Rajoy y el PP.
¿Quién ha cerrado las embajadas? Mariano Rajoy y el PP".

No hace falta preguntarse -porque queda dicho por la vicepresidenta- quién pretende a toda costa que el conflicto de Cataluña no se resuelva y siga sirviendo para ocultar cuanto el gobierno del Partido Popular está haciendo para recortar los valores y derechos de un Estado democrático, así como las libertades cívicas y sociales, con la agravante de ocultar también la propia corrupción del partido. Ahí están las recientes sustituciones de los jueces por otros más afines en los casos que le afectan, como evidencia flagrante del papel higiénico que para el PP representa la división de poderes, según doña Soraya alumbró sin bochorno en su espumoso espiche.

Para no resolver democráticamente el problema catalán cuenta el Gobierno y el Partido Popular con colaboración  de todos aquellos ciudadanos que se oponen al desbocado nacionalismo catalán con un desaforado nacionalismo españolista en alza. Éste podría esconder la propia cobardía y falta de arrojo de esos ciudadanos ante el robo -en todos los sentidos y en todas sus variantes- al que viene estando sometida España, según dijo Julio Anguita.

Ante soflamas como la de doña Soraya en la cena/mitin de Girona, se entiende incluso que quienes no sean independentistas en Cataluña puedan tener la tentación de optar con su voto por partidos que lo son, con tal de perder de vista a gobernantes como la vicepresidenta y su jefe. Lo peor es que tampoco son de fiar quienes han gobernado aquel país con ese horizonte y han montado una ceremonia unilateral de independencia grotesca.

+@La última encuestra prohibida de la agencia GESAP  anuncia que el PP podría quedarse sin representación en el Parlament.

DdA, XIV/3723

1 comentario:

Anónimo dijo...

El partido popular se está mereciendo el resultado de esa última encuesta, con ello los catalanes habrían dado la mejor respuesta a la lamentable jornada del 1 de octubre en la que se apaleó a la gente por el delito de votar como si se trata de delincuentes, la gente nunca delinque cuando hace oir su voz y me parece que dejar sin representantes en el Parlament a los que pretendieron acabr con esa voz sería lo más justo.

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