Estamos enzarzados en banderas y necionalismos que encrespan los ánimos, rompen las relaciones personales, acaban con las amistades y no dejan de ser la materia fundamental de atención y debate en platós y estudios, portadas y telediarios. Mientras, en hospitales como la Paz de Madrid, faltan camas y se viven situaciones de extrema saturación. Izquierdo, en su comentario matinal de la SER, exige a los electores de aquí y de allá que empleen su voto en dodotis para nuestros mayores enfermos y no en banderías, que ya estamos hartos de patrioteros a dos bandas, más acá y más allá del Ebro. Allí y aquí la ineptitud y la corrupción se han enfundado en la enseñas respectivas para que no reparemos en los recortes presupuestarios en contra de la sanidad pública.
José María Izquierdo
Como todos los años, el frío nos enfrenta a un mundo duro,
implacable, cruel hasta la desesperación. Ahí están los campos de
refugiados, por supuesto, tanto como las familias que duermen al raso,
arrebujadas en mantas precarias, a la luz de los escaparates de las
tiendas de moda. Pero acérquense, que todos somos testigos
directos de la locura a la que hemos llegado en el siglo XXI, a punto de
acabar con el Estado del bienestar que tanto costó imponer. ¡Ah, la austeridad!
Acostumbrados
a pelearnos por cuestiones tan trascendentes como la identidad de
nuestros pueblos, la salida al mercado de un nuevo smartphone y otras
exquisiteces similares, llega el termómetro y nos hace llevar al abuelo a
las urgencias del hospital que nos corresponde. Y ahí nos encontramos
con el dolor, el sufrimiento y la indignidad. Es entonces cuando
entendemos que lo que nos interesa de verdad en esta vida es que haya suficientes camas para que el pobre,
silencioso pero a punto de llorar, pueda tener un mínimo de
confortabilidad. Daríamos lo que no tenemos porque hubiera suficiente
personal -¿dónde van nuestros impuestos, por qué quieren destrozar la
sanidad pública?- para que alguien le cambie el pantalón. Hablamos de
Madrid pero seguro que la situación se repite en otros lugares. Cuando le pidan el voto, exija que lo utilicen para dodotis, y no para banderas.
DdA, XIV/3717
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