domingo, 19 de noviembre de 2017

DOS IMÁGENES CON PERRO DENTRO

 La imagen puede contener: exterior

Lazarillo

Nada que añadir al elocuente y hermoso comentario de la escritora aragonesa Patricia Esteban Erlés sobre la imagen que lo ilustra: "Yo procuro curarme del dolor de vivir en este mundo mirando imágenes como esta. Cuando miras la foto de este niño muerto de miedo y de frío que no olvidó a su perro en casa el día en que la ciudad en que vivían se inundó te acuerdas de que hay seres habitables, personas que son lugares en los que aún puedes refugiarte. Esos bracitos flacos y tenaces valen más que un palacio de oro puro. Esos bracitos saben que tu perro es un corazón que late por ti, dentro de otro cuerpo".
Sí se me ocurre tener en cuenta, a propósito de lo comentado por Patricia, la historia de Hachiko, que tuvo lugar en 1924, cuando Hidesaburo Ueno, profesor de la Universidad de Tokio especializado en ciencia agrícola, quiso encontrar un compañero leal que lo liberara un poco de su soledad. Así que empezó a buscar a un perro inteligente, autónomo y valiente, características que se adecuaban a los antiguos guardianes de los emperadores: los akita. Tardó bastante tiempo en encontrar un cachorro akita, pues para la fecha escaseaban en la región. Se dice que quedaban sólo 30 ejemplares puros de la especie en todo Japón, en Odate, una ciudad en la prefectura de Akita. Ahí, Ueno escogió a su mascota y lo bautizó como Hachiko o Hachi.
Con el paso de las semanas, Ueno y Hachi se volvieron inseparables. Su amistad y lealtad mutua creció: cada día caminaban un largo tramo uno junto al otro hacia la estación de tren Shibuya, en el centro de Tokio. El profesor si iba cada día en un tren a su trabajo y regresaba por la tarde; el perro lo esperaba en la estación para caminar juntos a casa. La rutina duró 2 años, hasta que el 21 de mayo de 1925 Ueno falleció de un derrame cerebral mientras daba una clase en la universidad. Pero Hachi lo siguió esperando en la estación nueve años más, hasta el día de su propia muerte, que recoge la segunda imagen. La historia llegó al cine norteamericano, por supuesto, hace unos pocos años.

DdA, XIV/3695

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