miércoles, 2 de agosto de 2017

ARENA LEVE BAJO TU PISADA

 A la amistad de María y Alicia,
tan de versos y música,
que trenzaron su risa en un abrazo
con toda esa luz de mar en sus ojos.

Los poetas deben ser de la calle, más que de los pasillos, las cátedras, las academias, las aulas, los cenáculos, las instituciones, los eventos, las conmemoraciones, los premios, los homenajes, los filólogos, los pedantes y todos aquellos que los usan como efímera gala cultural o jactancioso acomodo de sus egos. Cuando los poetas sean de la calle, la cultura tendrá por fin la vida que demanda un país de provecho. Por eso, a quien este Lazarillo estima como uno de los poetas que más a pie de calle quiso estar siempre, conviene leerlo también a ras de arena, máxime cuando son versos de mar los que acuden a su memoria, con el último sol rodando por las olas, y en una de las playas que más memoria sentimental guarda del recitador:

Ángel González

Alga quisiera ser, alga enredada,
en lo más suave de tu pantorrilla.
Soplo de brisa contra tu mejilla.
Arena leve bajo tu pisada.

Agua quisiera ser, agua salada
cuando corres desnuda hacia la orilla.
Sol recortando en sombra tu sencilla
silueta virgen de recién bañada.

Todo quisiera ser, indefinido,
en torno a ti: paisaje, luz, ambiente,
gaviota, cielo, nave, vela, viento…

Caracola que acercas a tu oído,
para poder reunir, tímidamente,
con el rumor del mar, mi sentimiento.

DdA, XIV/3599

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