miércoles, 12 de julio de 2017

EL VIEJO QUIOSCO DE LOS CAMPOS


Lazarillo

Las chufas y las pipas, el regaliz u otras chucherías las comprábamos en los puestillos que había en torno al viejo cine Los Campos, en la otra esquina, pero cuando queríamos tebeos lo hacíamos en el quiosco que desde hace unos años permanece vacío y abandonado y que con su presencia evocadora en ese céntrico punto urbano de la vida gijonesa es todo un referente para cuantos guardamos memoria de nuestro inolvidables días de función familiar, los domingos a las tres y media de la tarde, en el viejo cine Los Campos (una peseta general y tres butaca). 
Por eso sobre todo, por lo que representa como vínculo arquitectónico sentimental en el recuerdo de tantísimos ciudadanos, este Lazarillo apoya la iniciativa que ha leído hoy en la prensa, propuesta al Ayuntamiento de Gijón por Carmen Alonso Suárez y un grupo de personas, para que se rehabilite ese quiosco y la zona ajardinada que hay en su entorno.
La rehabilitación comportaría dotar con nuevos usos polivalentes el quiosco de Los Campos, de tal manera que pase a ser un elemento director, dinamizador y difusor de actividades en la plazoleta. Se trata de un quiosco de propiedad municipal que actualmente está en desuso y en un estado de conservación preocupante. Está registrado en el Catálogo Urbanístico con el nivel de protección ambiental, fue proyectado por el arquitecto Juan Manuel del Busto y Miguel Díaz-Negrete en 1950, y es, junto al quiosco de la plazuela San Miguel, el único vestigio de la microarquitectura gijonesa de quioscos de piedra de color rojo. Creo recordar que había otro en el paseo de Begoña, donde este Lazarillo compró de adolescente una edición barata de los cuentos de Poe que todavía conservo.

DdA, XIV/3583

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