
Félix Población
Dos vecinos de escalera se encuentran en el rellano y uno le pregunta al otro si es judío. Más que preguntarlo lo afirma, porque su esposa lo ha leído en Internet. Se conoce que quien es judío tiene nombre para figurar en Wikipedia.
Tal parece, por el inicio de
esta comedia de Jean-Claude Grumberg (1939) que este sábado se representó en el
Liceo (Salamanca), que al autor -de ascendencia judía, hijo y nieto de víctimas del
nazismo- le pudo haber ocurrido esa anécdota en su comunidad vecinal, y que a
partir de la misma concibió su obra ("Serlo o no. Para acabar con la cuestión judía"), la primera que se representa en España.
Josep Maria Flotats
interpretaría en este caso al alter ego del dramaturgo, un judío librepensador
y ateo, un tanto escéptico y dotado del sentido del humor y amabilidad
suficientes como para responder pacientemente a las cuestiones que de un modo
un tanto impertinente y provocador le plantea su convecino, asesorado siempre por
su esposa, con todos los estereotipos y prevenciones propios del caso.
Los
diálogos discurren desde el
principio con suma agilidad. Lo facilita un texto claro y conciso, de
parlamentos cortos y contenido elocuente, que los dos actores
desarrollan de un
modo muy fluido y compenetrado. Hasta diez fundidos en negro separan
otras
tantas y breves escenas en las que se abordan asuntos tan dispares como
algunos pasajes de la
Biblia, Hitler, Dios y el holocausto, el racismo, la libertad, la
tolerancia o el conflicto palestino-israelí, todos con su punto de
ironía.
Mientras avanza la función,
sorprende y divierte la deriva que el personaje excelentemente interpretado por Arnau Puig va
tomando, hasta acabar fagocitado por su esposa y rumbo a Nueva York, donde les
espera un rabino que ha hecho todo lo posible por convertirlos al más ortodoxo
de los judaísmos.
Flotats concluye la función con
un monólogo de poco más de un cuarto de hora, en el que sí representa
expresamente al dramaturgo para contar un entrañable recuerdo de Madame Bella,
su vecina de la niñez y superviviente de Auschwitz, con el que cierra de un
modo metafóricamente estimulante el espectáculo.
Los actores saludaron hasta tres
veces al término de la función, cuya dirección y dramaturgia corresponden al propio Flotats, notable también su papel.
*Crítica publicada también en La Crónica de Salamanca.
*Crítica publicada también en La Crónica de Salamanca.
DdA, XIV/3542
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