Leo en el diario El Español que la pequeña localidad salmantina de Águeda,
que desde hace un mes perdió la referencia al Caudillo [Franco] que la nombraba
para cumplir muy tardíamente con lo estipulado en la Ley de Memoria Histórica (2007), tiene un
alcalde del PSOE -sin que se especifique en qué facción-, y que el tal alcalde, así
como el pueblo, ha ofrecido a los familiares del extinto general la posibilidad
de darle sepultura en Águeda, si finalmente desalojan al ex jefe del Estado del Valle de los Caídos.
En la plaza mayor de la localidad permanece una lápida que conmemora el 9 de mayo de 1954, fecha en la que el dictador visitó las zonas de riego del lugar, y que sigue ahí como prueba de gratitud por sus constantes afanes colonizadores, según reza la inscripción. Don Germán Florindo de la Nava, que así se llama el alcalde, se puso en contacto recientemente con los familiares de Franco para ofrecerles el pueblo con ese fin, iniciativa que comparte el vecindario de la localidad, sin que se sepa la respuesta que obtuvo.
Uno de esos vecinos -cuenta la crónica, sin citar su nombre- muestra total determinación y se permite este comentario, propio de aquella Celtiberia Show del recordado Luis Carandell: El tema es muy sencillo. No hay que darle más vueltas. Está toda Ciudad Rodrigo [localidad vecina] que dicen que sería la bomba. Que lo traigan. ¡Vendría la gente! Vendrían igual que a Fátima o a Lourdes. Aquí es algo que quiere todo el mundo salvo los tres o cuatro políticos de turno.
El alcalde socialista asiente, apunta el cronista. Es como si acabara de haber leído un nuevo pasaje de La corte los milagros, de Valle Inclán. Berlanga falleció, pero la razón de su cine no parece tener fecha de caducidad.
En la plaza mayor de la localidad permanece una lápida que conmemora el 9 de mayo de 1954, fecha en la que el dictador visitó las zonas de riego del lugar, y que sigue ahí como prueba de gratitud por sus constantes afanes colonizadores, según reza la inscripción. Don Germán Florindo de la Nava, que así se llama el alcalde, se puso en contacto recientemente con los familiares de Franco para ofrecerles el pueblo con ese fin, iniciativa que comparte el vecindario de la localidad, sin que se sepa la respuesta que obtuvo.
Uno de esos vecinos -cuenta la crónica, sin citar su nombre- muestra total determinación y se permite este comentario, propio de aquella Celtiberia Show del recordado Luis Carandell: El tema es muy sencillo. No hay que darle más vueltas. Está toda Ciudad Rodrigo [localidad vecina] que dicen que sería la bomba. Que lo traigan. ¡Vendría la gente! Vendrían igual que a Fátima o a Lourdes. Aquí es algo que quiere todo el mundo salvo los tres o cuatro políticos de turno.
El alcalde socialista asiente, apunta el cronista. Es como si acabara de haber leído un nuevo pasaje de La corte los milagros, de Valle Inclán. Berlanga falleció, pero la razón de su cine no parece tener fecha de caducidad.
DdA, XIV/3539
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