martes, 14 de marzo de 2017

MAL PLAN EL DE TRAVELPLAN EN ITALIA

No son pocas las iglesias católicas levantadas sobre los antiguos templos romanos. La del Foro de Roma es una.   
Tambien los suelos del propio Vaticano se asientan sobre bellísimos mosaicos romanos de hace veinte siglos. Nada
tan hermoso allí en medio de tanta grandiosidad y opulencia. Fotos del autor.

Félix Población

Con el de hace unas fechas, son cinco los viajes que hice a Italia y nunca hasta ahora había elegido una agencia para que me lo diera todo hecho, según se suele decir en estos casos. En ocasiones precedentes, bien fuera por motivos profesionales o turísticos, mis estancias por libre discurrieron como las de cualquier viajero que lo hace a su aire.

Esta vez, sin embargo, opté por Travelplan. Me pareció el modo más resolutivo y completo de sacar provecho a nueve días de estancia en aquel país, con alojamiento y permanencia más prolongada en Roma, Florencia y Venecia. El itinerario entre estas ciudades de visita obligada incluía paradas de algunas horas en localidades tan interesantes como Asís, Siena, Pisa y Padua.

Al margen de esta ruta, hice otra con una agencia distinta que visitaba Nápoles y las impresionantes ruinas de Pompeya, un lugar que recomiendo a todo aquel que viaje a Italia y que hasta ahora desconocía. Es muy intensa la emoción que se experimenta al hacer el recorrido por la ciudad que se sumió en la ceniza del Vesubio en el año 79 para despertar a la luz muchos siglos después. Eché de menos allí un homenaje bien visible a quienes hicieron posible ese despertar y a los que ni siquiera mentó el guía local.
 
Gracias a la diferencia de trato entre una agencia y otra pude comprobar que contratar un viaje con Travelplan no es un buen plan. Aparte de carecer de guías locales en las ciudades donde hicimos parada, la reiteración y mezquindad de los menús en los almuerzos y cenas debería avergonzar a sus organizadores, que ni siquiera se preocuparon de que algunos de los desapacibles restaurantes estuvieran caldeados durante nuestra permanencia.

A ello hay que sumar la actitud un tanto burda del guía italiano que nos tocó en suerte. Después de que desestimáramos hacer una muy cara excursión opcional con góndola y violines por los canales, se mostró contrariado por perderse la correspondiente comisión y llegó a decirnos que nos aburriríamos en Venecia, cuando con apenas nueve horas de estancia solo tuvimos oportunidad de disfrutar de un somero aperitivo de todo su patrimonio, resuelto con menos de una hora de guía local y sin entrada a la maravillosa basílica de San Marcos, que afortunadamente ya conocía.

Mal plan el de Travelplan para viajar a Italia. No la elegiré como agencia para mi sexto viaje. Porque, pese a todo, de Italia siempre se regresa con ganas de volver.

DdA, XIV/3489

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