Félix Población
Me llama la atención un titular que
leo hoy en la prensa: La certeza de una victoria fácil pierde fuelle entre los
partidarios de Susana Díaz. ¿Tan acomodados están a traicionar la palabra dada esos
partidarios como para creer en la victoria de quien lideró esa traición y todavía no se ha decidido a
presentar su candidatura a las primarias del PSOE? ¿Es posible que pese tanto
entre esa gente apoltronada en el aparato la apuesta por el partido avejentado, caduco
y falso que de modo tan resuelto faltó a los principios que deberían inspirar
sus siglas?
Susana Díaz, aparte de ser la
candidata de quienes hace mucho han dejado ser modelo del PSOE para
convertirse en auténticas rémoras para su futuro -por muy respetados que sean entre
un sector del partido-, es una señora que urdió la traición rastrera que acabó
con el anterior secretario general, elegido por la militancia, para hacer
posible el nuevo gobierno de la derecha que soportamos. Sólo por esa inmunda estrategia, la
baronesa Díaz debería tener la decencia de no presentarse como candidata. Si
hasta ahora no lo ha hecho, no ha sido porque le remuerda la conciencia, sino
porque tiene dudas crecientes acerca de su victoria, como las tienen a medida que pasan los días bastantes de sus partidarios.
Mientras, crece en expectativas de
éxito la candidatura de Pedro Sánchez, que hoy tiene convocatoria en Salamanca,
no porque represente a esa izquierda que ahora pretende abanderar después de haber
pactado inútilmente con la derecha de Ciudadanos, sino porque buena parte de la
militancia prefiere su liderazgo –sustentado sobre todo en su fidelidad a la
palabra dada a los votantes del PSOE en contra de la investidura de Rajoy-,
antes que el de quienes acabaron con el mismo de un modo tan bochornoso.
Otro factor a tener en
cuenta: El PSOE ya no ha de contar únicamente con sus votos para llegar al
gobierno. Si de verdad abandera a la izquierda, como ahora repite Sánchez y
nunca resultará creíble en Díaz o el tornadizo Patxi, habrá de contar con
Unidos Podemos, algo para lo que únicamente el exsecretario general se ha
mostrado hasta ahora proclive.
DdA, XIV/3483
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