Recuerden que detrás de esa efimeridad humana están
millones de personas que tanto en España como en Europa, esperan que nos
convirtamos en un ejemplo contra las políticas de austeridad y de una
alternativa a la izquierda ante el huracán de la extrema derecha que
está arrasando este Occidente en crisis.
Ana Almuedo CastilloIniciativa Debate
En la grandiosidad del Imperio Romano, cuando un
emperador regresaba victorioso de la batalla, se le asignaba un
sirviente que era el encargado de repetirle estas palabras: “Memento mori”
(“Recuerda que puedes morir”). Era una frase que recordaba a los
gloriosos generales su condición humana para que no se dejaran llevar
por la fiebre del éxito y la soberbia. Y para recordarles que a pesar de
las batallas ganadas, ellos no eran más que seres humanos que podrían
morir en cualquier momento, aunque la gloria del Imperio Romano seguiría
en pie.
Y esto son las humildes palabras que me gustaría
dirigir al reelecto dirigente de Podemos, Pablo Iglesias, de parte de
una de esas exiliadas y parte de la generación que un día sentimos la
ilusión de que por fin se esgrimía una alternativa política a la
inacabada transición política que llevamos viviendo en España más de
cuarenta años. Pues la sed de poder siempre acecha, y el aislacionismo
de los líderes es siempre bien conocido y sino recordemos al camarada
Stalin. De parte de esta generación en odisea, estaremos esperando que
la ‘humildad y unidad’ se conviertan en realidad.
Sin duda la efimeridad humana del movimiento Podemos
no quita que detrás de las caras o las batallas por el poder de un
partido político, hay unas ideas, unas asociaciones y sobre todo una
voluntad por una nueva política. La batalla de la que Pablo Iglesias ha
salido victorioso no ha sido como una de esas grandes conquistas del
Imperio Romano. Los únicos generales que han vuelto victoriosos a casa
después de Vistalegre 2 son los ‘barones’ del PSOE y del PP que están
disfrutando de que Podemos se haya visto inmerso en las mismas
calumnias, batallas por el poder y favoritismos que ellos viven en su
feudo de la vieja política.
Los del PP sin embargo tienen otro modus operandi.
A diferencia de las purgas aireadas en Twitter de Podemos, el PP guarda
la unidad férrea que recuerda al hermetismo del partido comunista
chino: con el agua al cuello, Mariano Rajoy ha salido indemne y reelecto
ayer Presidente del Partido Popular sin ni siquiera hacer una mención a
los 31 casos y más de 500 imputados de su partido. Y si Podemos quiere
convertirse en una herramienta más de la vieja política, ya tienen un
buen ejemplo para seguir: “Los trapos sucios se lavan en casa”.
Con un leve matiz, porque la casa de Podemos no es la
casa de Pablo Iglesias o la Íñigo Errejón. La casa de Podemos empezó en
las calles en el 15-M y continuó con el movimiento asociacionista de la
PAH (Plataforma Afectados por las Hipotecas), las mareas de la
educación, los recortes en la sanidad o las manifestaciones contra ley
del aborto, como bien nos recordaba Pere Joan Ventura en el documental
“No estamos solos”. ¿No habría sido posible una negociación que
incluyera todos estos movimientos antes de salir a la batalla de
guerrillas? ¿Acaso es justificada la desafección y alineación que
militantes y simpatizantes que ayudamos a construir estos movimientos
con esta forma de hacer política?
Quizás sería una buena idea recordarle esto a los
dirigentes de Podemos, que no están solos, que los que le permiten
ocupar los escaños en el Parlamento han sido esas asociaciones y
plataformas sociales, que pusieron las bases de un nuevo lenguaje
político. Ellos sí tienen, a mi manera de entender, una función
principal: continuar con este proyecto político y no traicionar a una
generación entera de gente que creímos en el cambio, que hemos votado
con convicción contra las políticas fascistas, la austeridad para la
mayoría, una solución para la diversidad y los pueblos en España y la
perpetuación del patriarcado. Una generación de gente que el cambio se
podía hacer desde adentro, la guerra de posiciones de la que tanto
hablaban en los comienzos. Esta generación se verá traicionada y
lastrada a no poder aspirar a ninguna esperanza de cambio. Esa
generación que espera ansiosamente un billete de vuelta.
Y les confieso, les escribo desde la absoluta
ignorancia, pues yo nunca entendí y sigo sin entender qué ha sido todo
esto. Sólo he visto la superficie y aunque vi algunas diferencias en
ideas y en programas, en mi opinión particularmente de la parte de
Podemos en Movimiento. Lo que he podido ver ha sido el personalismo y
una lucha de poderes por ver quién se queda la pelota en el recreo. Una
lucha, que para más inri, sólo se escuchaba en acento madrileño y con
gran presencia masculina, ¿dónde está la diversidad a la que pretenden
representar?
Yo lo he vivido desde el extranjero, como tantísimos
jóvenes que ansían ese billete de vuelta y que vieron en Podemos la
esperanza de que ello fuera posible. Nosotros que tras muchos años de
desafección y resignación explicábamos por primera vez entre nuestros
compañeros el 15-M, las plataformas sociales que habían surgido y las
alternativas, y se nos llenaba la boca. ¿Y cómo explicarles ahora que
sólo dos años después ya nos estemos tirando los trastos a la cara? Y lo
más importante, ¿cómo explicarles que un movimiento que surgía de la
militancia y la pluralidad de las asambleas y círculos estuviera en
manos ahora de dos caras y dos mentes?
Ver los debates y entrevistas fue la primera vez que
me hizo avergonzarme de mi voto. Les animo a que lo vean comparado con
cualquier debate o presentación que hacían cuando iniciamos este camino.
De esos en los que no necesitaban ni una chuleta ni un equipo que le
dieran direcciones. De esos que explicaban ideas reales, basadas en
teorías políticas y problemas sociales que había que resolver y que aún
hoy en día se pueden resolver.
Y como andaluza en el exilio, me gustaría
transmitirles mi admiración por el paso que dieron al meterse en
política. Admiro que decidieran convertirse en herramientas de esa nueva
política que irremediablemente se estaba construyendo y que hayan dado
su vida por esta causa, pero no olviden que no son más que eso:
herramientas. Y recuerden que detrás de esa efimeridad humana están
millones de personas que tanto en España como en Europa, esperan que nos
convirtamos en un ejemplo contra las políticas de austeridad y de una
alternativa a la izquierda ante el huracán de la extrema derecha que
está arrasando este Occidente en crisis.
DdA, XIV/3467
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