Félix Población
Se cumple un año desde que dos titiriteros, contratados por el Ayuntamiento
de Madrid para un espectáculo de su especialidad, ingresaron en prisión a
instancias de la Audiencia Nacional, sin que el fiscal que así lo determinó y
el juez que ejecutó la orden hubieran visto o leído el texto del espectáculo. Es muy posible que no haya en la historia
de las últimas décadas episodio más grotesco, pero al mismo tiempo más sintomático
de los derroteros que puede tomar la libertad de expresión en España cuando
gobiernos como el que ha revalidado su mandato suscriben la llamada Ley Mordaza.
Un año más tarde, ambos titiriteros fueron absueltos de
los delitos de enaltecimiento del terrorismo e incitación al odio, sin que su
absolución tuviera ni mucho menos la repercusión que tuvo la flagrante
injusticia y repugnante manipulación con que fueron tratados por los medios
conchabados en su condena. Hasta los datos personales de los domicilios de
Alfonso Lázaro y Raúl García fueron publicados en esos medios, con la
consiguiente e inmediata campaña de amenazas e insultos en su contra.
Cuentan
ambos, recordando el día de su detención, que el ambiente entre el
público no era el más propicio para ver y entender el argumento de la función:
"Había alboroto por parte de algunas espectadoras. Cuando nos pararon la obra y
la policía nos identificó y empezó a registrar el teatrillo y nuestras pertenencias
por las llamadas que habían recibido aún pensábamos que todo era un
malentendido y que eso iba a quedar en nada después de pasar por comisaráa. Fue
muy llamativa la escena de la plaza de las palomas y el gran dispositivo
policial que se desplegó en cuestión de minutos. Había varios coches y furgones
de la nacional y varios coches de la local. Ver como unos policías vestidos con
todo el equipamiento antiterrorista entraban en el teatrillo e incautaban un
títere, unas cartulinas dobladas que simulaban un libro, una pancarta de 15
centímetros y un listón de madera que simula un cuchillo es probablemente una
de las escenas que más recordamos en ese día por lo esperpéntica y absurda que
era."
Búsquese en la Europa de nuestro entorno un hecho similar y no lo hallaremos. Ramón María del Valle-Inclán nació en España y aquí siguen tan frescos y vigentes los materiales que sirvieron de inspiración a sus libretos. ¿Hay algún autor que se anime a poner firma a ese esperpento o estamos ya rendidos ante la Ley Mordaza y avatares como lo se están dado a su costa cuando el humor y la sátira critican lo que no nos gusta ?
DdA, XIV/3457
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