Lazarillo
Sumamente clarificador el artículo publicado ayer en el
diario La Vanguardia por uno de los analistas políticos más lúcidos que tenemos
en este país, Enric Juliana, buen conocedor de las interioridades de Podemos, y
que sitúa a las dos corrientes o tendencias enfrentadas en ese partido entre
los rupturistas de Iglesias y los reformista de Errejón: Cavar trincheras a la
espera de que la crisis, irresuelta, acentúe las contradicciones sociales, o
salir en busca de nuevos aliados entre los socialistas desencantados, dice literalmente
Juliana. Ser temidos o ser amables, a juego con la alusión de Iglesias en el
Congreso a la cal viva durante la gobernación de González y la reacción sobreactuada
de disconforme perplejidad de su compañero y hasta ahora amigo. Se refiere el
articulista a los profesionales de un
joven aparato, creado por Errejón, mientras Iglesias ejercía de eurodiputado en
Bruselas, que quieren defender sus puestos, al verse en minoría. De ser
así, reproduciría Íñigo muy tempranamente las lacras de la vieja política apoltronada, capaz acaso de salir
en busca de nuevos aliados entre los socialistas desencantados. Interpreta Juliana que Vistalegre 2 va a ser determinante para lo que ocurra
luego en el congreso del PSOE. Pero no solo eso, también definirá el margen de
maniobra de Mariano Rajoy e
influirá de manera notable en las elecciones que tendrán lugar en Catalunya
antes de que acabe el año. Toda esa será la influencia que tendrá el
congreso del partido más denostado en los últimos tres años. No especifica el articulista
en qué consistirá la incidencia del mismo en el congreso socialista, pero acaso de
uno y otro puedan emerger disconformidades críticas con intenciones
confluyentes. Más de lo mismo para no asustar al respetable.
DdA, XIV/3435
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