
Félix Población
Tal como escribió Manuel Vázquez Montalbán, ponerle
nombre a lo que nos destruye nos ayuda a defendernos. Sin duda por eso, Ángel
Cappa, que lleva el fútbol muy dentro como exfutbolista y exentrenador, y su
hija la periodista María Cappa, decidieron ponerse a escribir un libro que
refleja, sobre todo, lo que el fútbol ha llegado a ser en la sociedad de
consumo que nos consume y en el ámbito del periodo neoliberal que nos socava.
También nos roban el futbol es una lúcida denuncia del fenómeno extremadamente comercial y lucrativo
en que se ha convertido este deporte, como consecuencia de la oleada neoliberal iniciado en los años
setenta, cuando el poder económico optó por la aplicación inmisericorde de las
medidas dictadas por la que se conoce como Escuela de Chicago. Adalides de las
mismas fueron Reagan en USA y Thatcher en el Reino Unido. Es también entonces
cuando las grandes empresas descubrieron el fútbol como un gran y substancioso
mercado.
Factor fundamental para tal perspectiva y desarrollo
fue indudablemente la televisión, que negoció de modo desaforado los derechos
de emisión, condicionando definitivamente al fútbol en todas sus vertientes. De
hecho, la primera y fundamental variante de esa transformación es haber
convertido a los hinchas en clientes, dado que la televisión no crea ciudadanos
activos sino espectadores pasivos por los que las televisoras se pelean para
presentar a las agencias de publicidad la mayor cifra de audiencia posible y
lograr así una mejor y más cuantiosa contrata de anuncios. La radio, muy
afectada por las transmisiones televisivas desde que estas se reparten en horas
y días diversos, ha pasado a ofrecer unas crónicas falaz y grotescamente
emotivas y gritonas de los partidos, torturantes incluso para quienes pretenden
seguir su información.
Si el capitalismo se caracteriza por ser un gran bazar
donde todo se compra y se vende, nada mejor que el escaparate del fútbol para
vender en televisión mediante su recurso. En esa línea, otro factor sumamente decisivo
fue la transformación de los clubes en sociedades anónimas y la reconversión de
los socios en accionistas. Pasar de la compra de empresas a la compra de
personas en esa escalada del fútbol como mega-negocio, lleva a considerar a los
futbolistas como meros y preciados objetos de compraventa, a los que esas
sociedades anónimas exprimen al máximo mediante el uso y abuso publicitario de
su imagen a troche y moche. Si en el capitalismo globalizado las grandes
potencias saquean los recursos de los países pobres -apunta Pascual Serrano en el
prefacio-, lo mismo ocurre en el fútbol, entendiendo por recursos a los
jugadores: los grandes clubes del primer mundo vacían a los de América Latina
de sus mejores futbolistas.
La siguiente fase del mega-negocio no podía ser otra que
la de la corrupción, de la que solemos tener noticia a menudo, puesto que si todo se cifra en una
compra-venta global, en ese mismo juego pueden entrar la elección de las sedes
del campeonato mundial, el nombramiento de altos cargos en las federaciones
internacionales, la compra de partidos, árbitros y apuestas, o los grandes negocios
de los políticos con los clubes, a base del negocio inmobiliario y con la
construcción de nuevos estadios, por ejemplo. Según subrayan Ángel Cappa y
María Cappa, todo eso introdujo en el fútbol su fórmula empresarial para
desvirtuarlo y convertirlo en una mercancía de gran rentabilidad:
"A medida que íbamos consultando documentos,
comprobando evidencias y comparando valores de un antes y un después
–escriben-, advertimos las consecuencias altamente negativas que esta
intromisión del dinero a gran escala produjo en el juego, en los jugadores y en
el público. En definitiva, que también nos roban el fútbol. No hemos
descubierto nada que no se sepa, seguramente, pero hemos reunido todos los
datos que consideramos importantes y así ponerle nombre a lo que nos destruye,
como decía Vázquez Montalbán, para que eso nos ayude a defendernos".
Ciertamente, el libro no podía quedarse solamente en
la denuncia de lo hasta aquí glosado. No todo está perdido, según los autores,
si se cree que otro fútbol es posible y se hace lo posible para que así sea,
como podemos leer en el último capítulo. Se trata de devolver a ese deporte su
esencia como juego y su naturaleza popular, aquello que le daba, en palabras del
inolvidable Eduardo Galeano, su condición de fiesta de los ojos. Es a lo que
obliga también la hermosa dedicatoria que Ángel Cappa firma en la primera
página:
"A ese pibe atorrante que en cualquier suburbio
del mundo gambetea la pobreza y la tristeza con una pelota cualquiera, que
juega sin saber que baila la danza del fútbol. A ese pibe que desde su alegre
rebeldía se permite, como si tal cosa, desafiar el destino que le impusieron,
el de ser para otros; que con esa pelota cualquiera vive la libertad que le
niegan, siente la belleza que le esconden y se alimenta de utopías que va
fabricando su ilusión. A ese pibe que, sin saberlo, guarda la esperanza de un
fútbol mejor y, tal vez, de una sociedad mejor, si consigue esquivar los manotazos
del orden establecido. A ese pibe le dedico la parte de este libro que le
corresponde".
También nos roban el fútbol, Ángel Cappa, María Cappa. Ed. Akal, Madrid, 2016
*Artículo publicado en el número de diciembre de El Viejo Topo
DdA, XIII/3402
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