Lazarillo
Quien es secretaria general de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, y una de las mujeres con más impronta pública en el actual panorama de la política nacional, ha denunciado hoy la agresión machista de un empresario andaluz, Manuel Muñoz Medina, director general de la empresa Guadarte, sufrida el pasado día 20 en la sede de la Cámara de Comercio de Sevilla. Se celebraba allí un evento con motivo del cincuentenario de la delegación de la agencia de noticias EFE en aquella región. Lo que ha denunciado Teresa Rodríguez, en el siguiente comunicado, es que el mentado se abalanzó sobre ella y con un empujón le amordazó la boca con la mano, mientras simulaba besarla. La secretaria general de Podemos en Andalucía es muy precisa en la descripción de los hechos y debería contar, desde el mismo momento de denunciarlos, con el espontáneo apoyo de aquellos políticos de toda condición que se sientan indignados ante tal agresión, no solo por la condición de mujer de Teresa Rodríguez, sino porque quizá la significación política de la agredida podría haber motivado la deleznable acometida de su agresor. No le ha faltado a Rodríguez, de inmediato, el apoyo de sus compañeros de partido Pablo Iglesias e Ïñigo Errejón. Si esto le ha ocurrido a una mujer con la dimensión política de Teresa Rodríguez, resulta obvio suponer el grado de acosos y agresiones machistas que pueden darse impunemente en los casos en que la víctima no tiene tanta relevancia pública para denunciar los mismos. La secretaria general de Podemos en Andalucia ha emprendido las correspondientes acciones legales contra el
empresario, sin que hasta el momento haya trascendido reacción alguna por parte de este.
“El pasado día 20 de diciembre y en el marco de mi agenda
institucional acudí a la sede de la Cámara de Comercio de Sevilla,
donde se celebraba un acto oficial organizado con la agencia EFE, con
motivo de la inauguración de una exposición que celebraba el 50
aniversario de la delegación de la agencia de noticias en Andalucía. Se
dieron cita directivos de la agencia y autoridades públicas.
En ese contexto notorio de actividad política pública, me dispuse a
ver la exposición hasta que en torno a las 15.00 hs. decidí irme. En ese
momento una trabajadora de la Cámara de Comercio me dice que el
Presidente de la misma me quiere “enseñar las instalaciones”. Le
contesté a la trabajadora que me tenía que ir, que era tarde y que se lo
agradecía. Pero como insistió una vez más, por respeto hacia la
institución y también en cumplimiento de mis responsabilidades
políticas, le manifesté que la acompañaría a hablar con el Presidente
para darle las gracias por la invitación y excusarme por no poder
aceptarla en ese momento, dada la hora que era. A continuación, la
trabajadora me guía hacia la primera planta del edificio y al subir la
escalera veo una puerta abierta de una sala en la que se reunían varios
hombres, presumiblemente empresarios socios de la Cámara de Comercio.
El presidente, el señor Francisco Herrero León, me ve subir y sale a
recibirme al pasillo. Le agradecí la invitación a visitar la casa, pero
le indiqué que no era posible en ese momento porque me tenía que ir. El
señor Herrero me pidió que al menos entrara a ver su despacho “para que
viera lo que es el despacho de un presidente”, el comentario me pareció
extraño, pero queriendo ser amable, me asomé apenas al umbral y volví a
agradecer la invitación y a excusar mi marcha inmediata.
Me dispuse a irme cuando me salen al paso dos hombres que venían de
la sala donde estaba la reunión anteriormente citada. Con una actitud
abiertamente distendida e informal, el primero de ellos me saluda y me
da dos besos. Es entonces cuando el Sr. Muñoz Medina directamente se
abalanza sobre mí y con un empujón me amordaza la boca con la mano
mientras aproxima su boca a la mía y simula besarme en los labios con su
mano de por medio.
La única en reaccionar es la trabajadora que me había acompañado
hasta allí. Abrió los ojos claramente escandalizada a dos pasos de la
escena y me preguntó “¿pero lo conoces?”, queriendo saber si había
conocimiento mutuo o familiaridad previa. Le dije que no, y aún así el
señor que me había amordazado, empujado, y dado un “beso fingido” en la
boca, lejos de disculparse comentó: “claro que la conozco, estoy harto
de verla en la tele”. En ese momento me siento paralizada, humillada,
ultrajada y siento deseos de marcharme lo antes posible de allí y lo
único que me sale es preguntar “¿y usted quién es?”. El Sr. Muñoz
Medida, que seguía divertido ante lo que se había atrevido a hacer, ni
corto ni perezoso, me dio una tarjeta corporativa donde figuraba que era
Manuel Muñoz Medina “Director General de Guadarte”. El presidente por
su parte se limita a seguir la broma diciendo “ten cuidado que te vende
un mueble”.
La escena discurre en dos metros cuadrados de una esquina del pasillo
de la Cámara de Comercio en la que me encuentro entre tres señores
voluminosos que ríen por una situación que me resulta humillante y
degradante. Claramente impactada y ofendida salí de la esquina y me fui
con la trabajadora escalera abajo. Abandono las instalaciones sin
despedirme.
Suelo andar sola, no me preocupo de acompañarme de grandes comitivas,
pero lo cierto es que desde que soy representante pública nunca me pasó
algo así. Jamás algo así me ocurrió en mi barrio, ni en el autobús ni
en el tren. El único lugar en que me han agredido de esta forma ha sido
precisamente en un entorno institucional como este.
Al día siguiente cursé una queja en la Cámara de Comercio de Sevilla
que su presidente respondió reconociendo los hechos y pidiendo disculpas
por no haber reaccionado de otra manera.
En el día de hoy he emprendido acciones legales contra el Sr. Muñoz
Medina porque entiendo que, en mi caso, no es solo un derecho, más aún,
es una obligación no dejar pasar actos de este tipo por su claro cariz
sexista y por formar parte de lo que consideramos violencias machistas.
Entiendo que luchar contra las violencias machistas supone no dejar
pasar ninguna agresión, no guardar silencio en ningún caso y es por ello
que lo hago público, también por quien lo sufre y no puede denunciarlo
con el altavoz que la ciudadanía me ha otorgado”.
Diario del Aire, XIII/3420
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