El Alvia que descarriló en un túnel de Pajares hace
pocos días sufrió el accidente porque ¡faltaba un trozo de vía! y nadie,
salvo el maquinista, se dio cuenta de ese detalle insgnificante. Pedimos la Variante de Pajares y a cambio conseguimos un Ibetren
con las vías rotas.
Jaime Poncela
A veces el culo es el espejo del alma, no la cara. El culo puede ser
el espejo del alma de una sociedad entera cuando refleja con más
fidelidad que su rostro lo que ese colectivo, sus medios de comunicación
y sus instituciones pueden dar de sí. El llamado culo de Cubiella
(cartel publicitario que muestra las potentes nalgas de una señora en el
escaparate de un reconocido negocio gijonés) es estos días motivo de
polémicas, encuestas, reacciones, análisis sesudos (y sexudos),
posicionamientos, proclamas y majaderías varias. Tras 20 años expuestos
al público escrutinio en una céntrica calle del populoso y transitado
barrio de El Carmen, los glúteos de esta potente señora (o señor, ya que
su cara no se ve y lo mismo se trata de un transexual en buena forma),
ese culo perfecto, digo, ha desvelado una vez nuestras imperfecciones
como colectivo. Una vez más estamos encantados de perder el tiempo con
memeces mientras las políticas en favor de la mujer siguen dejando mucho
que desear, las empresas tratan a las mujeres como el culo (no el de
Cubiella) y, en general, ser mujer sigue siendo sinónimo de desigualdad
de oportunidades.
El culo de Cubiella lleva veinte años en el mismo sitio, casi el
mismo tiempo que Asturias lleva retrocediendo en todo lo fundamental y
Gijón, también en caída libre, ha pasado de ser una ciudad de fábricas a
una ciudad de bares sin solución de continuidad. El culo de Cubiella
es como los espejos del Callejón del Gato en los que la realidad deforme
y mostruosa es, a la larga, el verdadero reflejo de la realidad.
Leo en el tercer o cuarto párrafo de una sesuda información
periodística que el Alvia que descarriló en un túnel de Pajares hace
pocos días sufrió el accidente porque ¡faltaba un trozo de vía! y nadie,
salvo el maquinista, se dio cuenta de ese detalle insgnificante. Toma,
Jeroma. Pedimos la Variante de Pajares y a cambio conseguimos un Ibetren
con las vías rotas. Vamos de culo, en efecto, pero no es el de Cubiella
el que más nos debería alterar.
DdA, XIII/3358
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