martes, 11 de octubre de 2016

EN ASTURIAS VAMOS DE CULO, PERO NO POR EL DE CUBIELLA

 El Alvia que descarriló en un túnel de Pajares hace pocos días sufrió el accidente porque ¡faltaba un trozo de vía! y nadie, salvo el maquinista, se dio cuenta de ese detalle insgnificante. Pedimos la Variante de Pajares y a cambio conseguimos un Ibetren con las vías rotas.

Jaime Poncela

A veces el culo es el espejo del alma, no la cara. El culo puede ser el espejo del alma de una sociedad entera cuando refleja con más fidelidad que su rostro lo que ese colectivo, sus medios de comunicación y sus instituciones pueden dar de sí. El llamado culo de Cubiella (cartel publicitario que muestra las potentes nalgas de una señora en el escaparate de un reconocido negocio gijonés) es estos días motivo de polémicas, encuestas, reacciones, análisis sesudos (y sexudos), posicionamientos, proclamas y majaderías varias. Tras 20 años expuestos al público escrutinio en una céntrica calle del populoso y transitado barrio de El Carmen, los glúteos de esta potente señora (o señor, ya que su cara no se ve y lo mismo se trata de un transexual en buena forma), ese culo perfecto, digo, ha desvelado una vez nuestras imperfecciones como colectivo. Una vez más estamos encantados de perder el tiempo con memeces mientras las políticas en favor de la mujer siguen dejando mucho que desear, las empresas tratan a las mujeres como el culo (no el de Cubiella) y, en general, ser mujer sigue siendo sinónimo de desigualdad de oportunidades.
El culo de Cubiella lleva veinte años en el mismo sitio, casi el mismo tiempo que Asturias lleva retrocediendo en todo lo fundamental y Gijón, también en caída libre, ha pasado de ser una ciudad de fábricas a una ciudad de bares sin solución de continuidad.  El culo de Cubiella es como los espejos del Callejón del Gato en los que la realidad deforme y mostruosa es, a la larga, el verdadero reflejo de la realidad.
Leo en el tercer o cuarto párrafo de una sesuda información periodística que el Alvia que descarriló en un túnel de Pajares hace pocos días sufrió el accidente porque ¡faltaba un trozo de vía! y nadie, salvo el maquinista, se dio cuenta de ese detalle insgnificante. Toma, Jeroma. Pedimos la Variante de Pajares y a cambio conseguimos un Ibetren con las vías rotas. Vamos de culo, en efecto, pero no es el de Cubiella el que más nos debería alterar.

DdA, XIII/3358

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