martes, 11 de octubre de 2016

ANTONIO HERNANDO, DE PORTAVOZ DEL "NO" A LA ABSTENCIÓN



 Lo suyo hubiera sido que Hernado se hubiera ido con Sánchez

Félix Población

Constará entre las vergüenzas históricas de los últimos años la sucia refriega que tuvo lugar en la sede del PSOE y acabó con la dimisión de su secretario general, Pedro Sánchez, elegido por la militancia socialista. A ese episodio, sin embargo, le queda una segunda parte, cuyas no menos bochornosas características iremos sabiendo en los próximos día.

La primera la hemos visto aflorar en la actitud de Mario Jiménez, portavoz de la comisión gestora del Partido Socialista, que ante la noticia publicada por el diario El Mundo de que el PP instruía a sus cargos públicos mediante powerpoints a fin de financiar ilegalmente al partido, el tal Jiménez se limitó a decir que no tenía nada que añadir, porque la noticia se comenta sola. ¿De esa forma va a ejercer el PSOE la oposición que pretenden quienes se decantan por la continuidad de la derecha en el Gobierno mediante la correspondiente abstención en la próxima sesión de investidura de don Mariano el Simple? ¿Qué fue de las duras críticas, en este sentido, de Pedro Sánchez y Antonio Hernando?

La segunda le toca de lleno a quien permanece en su puesto como portavoz del grupo socialista en el Congreso, pese a haber sido sustituidos ayer los portavoces en el Senado y en Parlamento Europeo, más afines a la comisión gestora, sobre todo en el caso de quien presidiera el gobierno de Asturias, Álvarez Areces, amigo del Mudu Fernández. Antonio Hernando, hombre de confianza de Pedro Sánchez hasta el día de la batalla de Ferraz, quizá sea, por lo tanto, el encargado de representar en la tribuna -el día de la investidura de Rajoy- una postura contraria a la que ha venido defendiendo hasta ahora y que se correspondía con la que le costó el puesto al anterior secretario general.

Al primer capítulo de las puñaladas en la sede del PSOE, que avergonzó a toda España y que propiciaron quienes hoy van a colaborar en la continuidad del Partido Popular en el Gobierno, le queda una segunda parte no menos deplorable, si nadie lo remedia: la de asistir a un discurso en el que el portavoz del “no es no” se decantará por la abstención dictada por vieja guardia y los podres económicos. 

Si Antonio Hernando es capaz de mantener ante los votantes de Pedro Sánchez y la militancia de su partido esa postura pública de insultante incoherencia, una de dos: o no tiene vergüenza o la ha perdido antes traicionado a su anterior secretario general, pues lo suyo hubiera sido irse con él.  

PS.- Acabo de leer las declaraciones de Ángeles Flórez, Maricuela, a quien tuve el gusto conocer en Gijón hace unos años y con la que mantuve una grata charla acerca de su azarosa militancia política en el PSOE desde hace más de ochenta años: "No me puedo creer que un partido socialista se una a la extrema derecha, eso me mata".


DdA, XIII/3358

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