Lo suyo hubiera sido que Hernado se hubiera ido con Sánchez
Félix Población
Constará entre las vergüenzas
históricas de los últimos años la sucia refriega que tuvo lugar en la sede del PSOE y
acabó con la dimisión de su secretario general, Pedro Sánchez, elegido por la
militancia socialista. A ese episodio, sin embargo, le queda una segunda parte,
cuyas no menos bochornosas características iremos sabiendo en los próximos día.
La primera la hemos visto aflorar
en la actitud de Mario Jiménez, portavoz de la comisión gestora del Partido
Socialista, que ante la noticia publicada por el diario El Mundo de que el PP
instruía a sus cargos públicos mediante powerpoints a fin de financiar ilegalmente
al partido, el tal Jiménez se limitó a decir que no tenía nada que añadir, porque la noticia se comenta sola. ¿De
esa forma va a ejercer el PSOE la oposición que pretenden quienes se decantan
por la continuidad de la derecha en el Gobierno mediante la correspondiente
abstención en la próxima sesión de investidura de don Mariano el Simple? ¿Qué fue de las
duras críticas, en este sentido, de Pedro Sánchez y Antonio Hernando?
La segunda le toca de lleno a
quien permanece en su puesto como portavoz del grupo socialista en el Congreso,
pese a haber sido sustituidos ayer los portavoces en el Senado y en Parlamento
Europeo, más afines a la comisión gestora, sobre todo en el caso de quien
presidiera el gobierno de Asturias, Álvarez Areces, amigo del Mudu Fernández. Antonio Hernando, hombre
de confianza de Pedro Sánchez hasta el día de la batalla de Ferraz, quizá sea,
por lo tanto, el encargado de representar en la tribuna -el día de la investidura de Rajoy- una postura contraria a
la que ha venido defendiendo hasta ahora y que se correspondía con la que le
costó el puesto al anterior secretario general.
Al primer capítulo de las
puñaladas en la sede del PSOE, que avergonzó a toda España y que propiciaron
quienes hoy van a colaborar en la continuidad del Partido Popular en el
Gobierno, le queda una segunda parte no menos deplorable, si nadie lo remedia: la de asistir a un
discurso en el que el portavoz del “no es no” se decantará por la abstención
dictada por vieja guardia y los podres económicos.
Si Antonio Hernando es capaz de
mantener ante los votantes de Pedro Sánchez y la militancia de su partido esa
postura pública de insultante incoherencia, una de dos: o no tiene vergüenza o la ha
perdido antes traicionado a su anterior secretario general, pues lo suyo hubiera sido irse con él.
DdA, XIII/3358
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