Félix Población
No negaré nunca
que la mediación política de Arnaldo Otegui fue importante para que hace cinco
años, y gracias a la labor llevada a cabo en materia antiterrorista por el
gobierno de Rodríguez Zapatero -tan ignominiosamente atacada por el Partido
Popular desde la oposición-, ETA dejara definitivamente de matar.
Ayer han querido celebrar los medios ese quinquenio sin bombas lapa ni disparos en la nuca en un país donde tan pocas cosas hay que celebrar en los últimos años, como no sean las futboleras. Para ello han recurrido a los protagonistas que hicieron posible el fin de la violencia etarra. Entre ellos no podía faltar Arnaldo Otegui.
A incoherencia suena y a provocación respecto a la opinión y el sentr de los ciudadanos de aquel país, la determinación del
Tribunal Constitucional anulando el acuerdo del Parlament de Cataluña, que hace seis
años prohibió la tauromaquia. La sentencia, hecha pública ayer, afirma que
Cataluña puede regular los festejos taurinos, pero no prohibirlos. El tribunal
anula el artículo 1 de la ley catalana que prohíbe las corridas porque invade
la competencia del Estado en materia de cultura, como si la tortura que se desarrolla en ese tipo de eventos lo fuera.
Dado que en Canarias las corridas de toros están prohibidas desde 1991, por una ley canaria de protección de los animales sin que ningún tribunal estatal la haya enmendado hasta ahora, los términos provocación o agravio comparativo con relación a Cataluña se me antojan cortos en medio del proceso que se vive en aquella comunidad. Desde Madrid no se deja de alimentarlo con nuevos agravios.
DdA, XIII/3366
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