Lo
más significativo de esta noticia no es el titular que refleja la
ascensión y llegada a la cumbre del Naranjo de Bulnes (más de 2.500
metros de altitud) de una niña gallega de cinco años -con ser este hecho
noticiable-, sino lo que los padres de Alicia Vega resaltan sobre los
objetivos educadores que la culminación de ese esfuerzo representa y de
los que la redactora del diario La Voz de Asturias
(Mónica Torres) ha dejado breve y enjundiosa constancia en el reportaje.
Estoy convencido, como el padre de Alicia, de que el pasado 5 de
septiembre, fecha del ascenso, esa niña ha logrado uno
de los estirones de alma más decisivos de su trayectoria vital: el de
saber y sentir que al término de un gran esfuerzo se colman los
horizontes avistados como la culminación real de un sueño. Al llegar a
la
cima Alicia dijo muy despacio, casi en sílabas, y varias veces seguidas:
No me
lo puedo creer. Estoy soñando papá. Que sigas escalando tus sueños
con la misma voluntad de lucha, pequeña Alicia, porque como apunta tu
progenitor la montaña te está haciendo grande.
A
la pequeña Alicia le gustan las montañas y dormir bajo las estrellas.
Nunca se perderá en su memoria el día en que las tuvo más cerca, en la
cima de una de las cumbres más renombradas de la cordillera Cantábrica.
Lo hizo con sus 15 kilos de peso y unos cuantos más de mochila, por la
que llaman vía Directa de los Martínez. «Alicia
subió bien, se cansó a veces y quiso bajar, pero enseguida remontó»,
recuerda su padre. Ni él ni su mujer, que acompañaron a la niña, podrán
olvidar la crónica de esa jornada en el latido de sus pechos.
Felicito a los tres con estos versos de
Walt Whitman: "Hoy, antes del alba, subí a las montañas, miré los cielos
llenos de luminarias y le dije a mi espíritu: Cuando conozcamos todos
estos mundos y el placer y la sabiduría que contienen, ¿estaremos
tranquilos y satisfechos? Y mi espíritu dijo: No, ganaremos esas alturas
sólo para seguir adelante".
Es
lo que cabe esperar del porvenir de la niña del Urriellu, convencido de
que su experiencia en esa cumbre le hará valorar algún día esta
reflexión de Rabindranath Tagore: "La
auténtica meta no es alcanzar la frontera más lejana, sino una
perfección que no conoce ningún límite". Desde la alta soledad de las
cumbres, como Alicia ha comprobado, esa perfección se respira más cerca y con más hondura.
DdA, XIII/3366
1 comentario:
Bravo ALICIA, en esa altura del País de la maravillas, ASTURIAS.
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