
PEPO JIMÉNEZ
Probablemente sea la foto de los Juegos, probablemente la hayas visto
ya una docena de veces por tus redes. Dos atletas, dos países, dos
culturas, un mismo deporte… Quizás lo más positivo del espíritu olímpico
sea esa manera de integrar, de mezclar las culturas bajo una mismas
normas, un mismo campo de juego y con el arbitraje de un deporte
universal. Lo que no consiguen ni los políticos ni las religiones lo
hace el deporte. Pero hay algo más.
La foto está polarizada, la mayoría de las reacciones que hemos leído
en Twitter basculan en torno al asombro de un solo lado de la red. A la
mayoría de los que están a este lado les sorprende la atleta egipcia,
les agrada la vista la alemana. Les indigna y da pena la egipcia, les
enorgullece la nuestra, la alemana. Lo normal y bueno es lo nuestro.
Hipocresía.
Lo mismo deben pensar al otro lado de la red. Pero nuestros pecados
nos cuesta más verlos y confesarlos. La foto solo muestra la realidad de
una doble opresión escondida tras el sesgo cultural que nos despista.
Hay machismo (y mucho) a ambos lados de la red. Hay machismo y
opresión a la izquierda, donde una mujer es obligada por una religión a
taparse hasta las orejas mientras practica deporte. Para ella es normal
porque su cultura es lo normal. No se siente culpable ni oprimida y
probablemente quiera vestir así y sea la mujer más feliz del mundo (su
mundo). Está educada para ello. Es el triunfo que debe a su cultura.
Pero su traje y el hijab parecen más incómodos para moverse y es
extremadamente caluroso (el color negro, encima, absorbe toda la
radiación del sol de Copacabana). Es decir, ya sale a la pista en
desventaja con el resto de deportistas. Solo por ser mujer musulmana.
A la derecha también tenemos altas dosis de sexismo. Sin sutilezas.
También culturales. Nos cuesta más verlas pero no por ello dejan de
existir. Probablemente la alemana también este cómoda en la pista. Está
educada y sometida por una sociedad que ve normal las tangas y enseñar
carne a las mujeres en los deportes de playa. ¿Por qué cuando buscas en
google ‘voley playa femenino’ solo salen culos, y cuando buscas el
masculino no? Quizás ahí esté la clave.
Si fuera un problema de comodidad los hombres jugarían en tanga o
bañador tipo ‘speedo’, como las mujeres, pero lo hacen con pantalones
sencillos y ligeros. Lo otro no sería un precepto a la moda sexista que
nos abruma. Ellos pueden elegir más.
Otra evidencia: Hasta los Juegos Olímpicos de Londres de 2012 era
obligatorio el uso de bikini con unas medidas máximas en las
competiciones femeninas de voley playa, sin embargo no había ninguna
normativa que regulase la equipación de los hombres. El cambio posterior
no se hizo para defender los derechos de las jugadoras, simplemente fue
para hacer el deporte más universal y abrirlo a federaciones con otras
‘religiones’ y modas aún más sexistas. De ahí el contraste de la
fotografía de hoy.
La visibilidad y la fama de las mujeres al lado nuestro de la red se
debe desgraciadamente a su físico, no a los méritos estrictamente
deportivos, como en los hombres. Una sociedad que cosifica así a la
mujer deportista para el disfrute de los hombres no puede ser nunca una
sociedad justa.
En realidad las dos atletas de la fotografía tienen que taparse o
exhibirse para no romper con su sesgo cultural y para ganar una
visibilidad que los hombres de sus deportes tienen por el simple hecho
de serlo. Para llegar ahí tienen que pagar el peaje del canon cultural y
social que les ha tocado vivir. Un hándicap más para triunfar por el
simple hecho de ser mujer. También podríamos hablar de sus sueldos, que
es una cuestión que explica exactamente lo mismo pero poniéndole un
precio.
En realidad no hay libertad total a ningún lado de la red. A una le
imponen su religión el incómodo hijab; a la otra le exigen la braga
corta las modas sexistas dominantes, que no las normas. En ambas hay una
falsa libertad que parece les deja elegir (es su truco de
supervivencia), pero para que exista esa debe ser total y sin
diferencias con la de los hombres.
La libertad no se mide solo por centímetros cuadrados de tela.
Nota: El que esta imagen viral tenga trampa, tal como revela hoy El Huffington Post, no priva de sentido y razón el artículo suscrito por Pepo Jiménez.
Nota: El que esta imagen viral tenga trampa, tal como revela hoy El Huffington Post, no priva de sentido y razón el artículo suscrito por Pepo Jiménez.
El Ventano DdA, XIII/3339
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