Juan Carlos Mestre
Lazarillo
Para quienes creemos en la honda, revitalizadora y fundamental dimensión y repercusión social de la cultura resulta más que obligado leer la entrevista que publica ElDiario.es con el excelente poeta leonés Juan Carlos Mestre (1957), que hoy intervendrá en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander en el ciclo Martes literarios. Con libros
como 'Antífona del Otoño en el Valle del Bierzo', 'La poesía ha caído en
desgracia', 'La tumba de Keats' o 'La casa roja', ha sido galardonado
con múltiples reconocimientos, como el Premio Adonáis, el Premio Jaime
Gil de Biedma o el Premio Nacional de la Crítica. Es de destacar, entre sus últimas obras, la que escribió junto a Juan Carlos Monedero, fundador de Podemos, y el fotógrafo Clemente Bernard, que tiene como base la historia de Cenicienta desde una visión alternativa ciertamente singular. Mestre ha colaborado también con
músicos como Amancio Prada o Cuco Pérez, con quienes ha actuado y
realizado lecturas en diversos países del mundo, desde Estados Unidos a
China, Israel, Marruecos, Túnez, Argentina, Ecuador, Perú o gran parte
de Europa. A la pregunta planteada por la periodista Cristina Sobremazas acerca de lo que caracteriza a la poesía y la diferencia de otros géneros, Juan Carlos Mestre responde: La toma de conciencia que traen consigo las palabras a través de la
historia de las civilizaciones, su lugar en la dialéctica de la historia
y en la lucha por la dignidad humana: la intensificación civil de la
esperanza. Resistencia a la falacia, eso ofrecen las palabras de los
poetas en esta sociedad secuestrada por los mercaderes, un acto de
delicada y a la vez intensa resistencia. La poesía está ahí, no en la
complicidad discursiva de las conversaciones, sino en el testimonio de
su veracidad significativa, reabriendo la discusión cerrada. Sobre su colaboración con Monedero considera que [Juan Carlos] no solo formó parte, él mismo fue el motor esencial del proyecto. Los
dos trabajamos al unísono, sin plan previo, ante una propuesta
discursiva abierta, sin otro método que no fuese el de dejarnos llevar
por la intuición y los imaginarios creativos. Es muy fácil trabajar con
alguien con una inteligencia tan cordial y una perspectiva tan amplia de
las coordenadas sociológicas del estrago. La idea de escribir ese texto
al alimón puede estar relacionada en nuestra interioridad con el deseo
de reformular críticamente la interioridad de los sencillos del mundo.
El peligro siempre radica en contar las fábulas desde los dialectos de
acatamiento y vasallaje, y no desde las parábolas de independencia y
liberación personal. +@ElDiario.es
DdA, XIII/3345
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