Félix Población
Quienes lo vivieron lo saben. Los
que no, deberían asomarse a las páginas de este libro de Antonio Cazorla,
catedrático de Historia Contemporánea de Europa en la Trent University de
Ontario (Canadá). Cuando el régimen de Franco cumplió 25 años, la propaganda
oficial encontró en 1964 el eslogan con el que mejor vendería El caudillo su mensaje más
reiterativo: 25 años de paz. El golpe de Estado de 1936, la crudelísima guerra de los tres años y la consiguiente y férrea dictadura
habían traído a España la paz y el orden.
En Miedo y progreso: los españoles de a pie
bajo el franquismo (Alianza editorial, 2016) lo que el autor suministra al lector es una pormenorizada
y documentada investigación en la que se nos demuestra hasta qué punto la base y
el modelo establecido por el franquismo se fundamentaron en una siniestra combinación de
miedo y hambre. Todo empezó con el asesinato de los líderes sindicales, la
destrucción de las organizaciones obreras y la imposición generalizada del
terror y de la opresión socioeconómica durante y después de la guerra.
El precio del llamado milagro
español se sustentó primero en la represión y la miseria. Hasta 200.000
personas se calcula que murieron de hambre entre 1939 y 1945. Más tarde –llegados los sesenta-, el régimen
encontró apoyo económico en el turismo, la emigración y la inversión extranjera. A estos
tres factores hay que añadir la explotación de los trabajadores, que también contribuyó al impulso del desarrollismo franquista y muchas veces se olvida. Los salarios eran misérrimos y se carecía
de servicios sociales y educación para los pobres.
En el libro de Cazorla se
analizan aspectos tales como las políticas del miedo y el coste social de la
dictadura, con materias tan impactantes en este segundo capítulo como las relativas a las humillaciones de la miseria y la
catástrofe educativa. Hacia 1970 solo un 75 por ciento de los niños españoles
acudía regularmente a clase. En regiones como Extremadura, La Mancha, Levante,
Andalucía, Canarias y Baleares, el analfabetismo entre varones adultos se
cifraba en el 25 por ciento y entre las mujeres llegaba al 30. En ese mismo
año, únicamente el 9,2 por ciento de los jóvenes estaba matriculado en la
universidad.
Otros capítulos que se estudian
en este muy interesante y recomendable estudio sobre la dictadura son los del
fenómeno migratorio en el interior y hacia el exterior por los años cincuenta y
sesenta, para pasar después al análisis de cómo el desarrollo social,
demográfico, económico y cultural cambió los valores y la vida cotidina de los
ciudadanos, al tiempo que se fueron diluyendo los miedos traumáticos del pasado con las
nuevas generaciones. Así hasta establecer las bases de la que el profesor Cazorla
califica como relativamente pacífica transición democrática entre 1975 y 1977.
Unos datos con relación al pensamiento de los españoles entre 1971 y 1975 indican que en solo cuatro años la sociedad española se había vuelto en esencia cívica y democrática. Del 12 por ciento de los ciudadanos que creían que la existencia de las formaciones políticas sería beneficiosa para el país, se pasó al 56 por ciento.
DdA, XIII/3328
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