jueves, 16 de junio de 2016

LA CARTA DE ESPERANZA, JOVEN INVESTIGADORA, DESDE LONDRES



me-llamo-esperanza
Londres, junio de 2016
Mamá, papá:
Sé que a veces me seguís viendo como aquella niña que lloraba cada vez que se terminaba un capítulo de Espinete. Pero si os escribo desde Londres es porque me convertí en una mujer de esas que forman parte de la llamada «generación más preparada de la historia de España».
Preparada para todo, pero no para echaros tanto de menos desde que tuve que emigrar.
Y os echo mucho de menos. Extraño a papá contándonos sus batallitas en las sobremesas (de hecho, extraño hasta las sobremesas, porque aquí no hay). Extraño a mamá contándome la ilusión (y el miedo) que sintió cuando llegó desde el pueblo, y pidiéndome que no afloje.
Me conmueve la paciencia y la ternura que pusisteis cuando, a estas alturas de vuestras vidas, no os quedó más remedio que aprender a manejar Skype y las redes sociales porque tenéis una hija que vive fuera.
Echo de menos muchas cosas, por eso os escribo. Porque no quiero resignarme a no poder trabajar de lo que estudié y a no poder hacerlo cerca de mi gente. Nadie debería resignarse a eso.
Quiero volver a España y quiero que puedan regresar muchos de los jóvenes con los que me he cruzado por Europa y que están en la misma situación que yo… y creo que esa vuelta puede empezar el 26J.
Pero esta no es una carta para hablaros de lo que está pasando, sino para daros las gracias.
Vosotros me enseñasteis los valores que hoy tengo.
Me inculcasteis que cuando se renuncia a los principios, se está renunciando a lo más importante que se tiene.
Me hicisteis ver que la mayoría de la gente se deja la piel trabajando honestamente en vez de elegir el camino fácil que tanto les gusta a algunos de los chorizos que hemos tenido como representantes políticos.
Me contagiasteis esa ilusión por vuestros logros, como cuando recuperasteis la democracia y cuando en el 82 participasteis de aquella inmensa ola de cambio.
No os voy a pedir que cambiéis de partido a estas alturas de vuestra vida (bastante habéis hecho ya aprendiendo a usar Skype y Facebook), pero sí quiero deciros que, gracias a lo que me habéis enseñado, yo voy a votar a Unidos Podemos.
Estoy orgullosa de vosotros y, por eso, voy a votar pensando en el futuro. Quiero un futuro en el que pueda volver a una España donde se proteja más la I+D+i que a los banqueros. Quiero volver a una España en la que haya gente honesta y preparada en el Gobierno. Quiero volver a una España que no sea conocida en el mundo por la corrupción, los salarios basura y la juerga, sino por su sistema de salud, sus escuelas, sus energías renovables y, por qué no decirlo, por el talento de sus investigadoras e investigadores.
Quiero vivir en un país que defienda lo mismo que defendisteis durante toda vuestra vida, y quiero que los hijos que tenga estén tan orgullosos de mí como yo lo estoy de vosotros.
La que os escribe es vuestra hija, la misma que lloraba cuando terminaba Espinete. Pero la que os escribe también es una joven investigadora española en Biología Molecular que se tuvo que ir a Londres para poder trabajar de lo que estudió.
La gente de Unidos Podemos ha hecho que esta carta llegue a todos los hogares españoles, pero estoy segura de que habrá miles de cartas más de otros jóvenes que, como yo, representan a una generación que hizo siempre todo lo que se le pidió y que ahora, por primera vez, quiere asumir responsabilidades con su país.
Hace 30 años y 8 meses me pusisteis de nombre Esperanza. Os quiero.

                                   DdA, XIII/3296                                              esperanza

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