Supongo que algún día
no muy lejano, cuando los historiadores estudien nuestro tiempo y analicen unas
hemerotecas saturadas de corrupción política, alguien se pregunte por qué
habiendo sido la corrupción política decisiva para que el Partido Popular
sufriera en las pasadas elecciones de diciembre un varapalo notable, esa misma
lacra haya hecho crecer ahora el voto por la gaviota azul en aquellas comunidades o
provincias donde el PP estuvo más implicado en corruptelas. En la lista encontramos,
sobre todo, los casos de Valencia, Madrid y Cataluña.
En la primera, el partido
conservador obtuvo cuatro puntos más que el 20 de diciembre. En la segunda,
casi un cinco por ciento, con más de cien mil votos sobre los anteriores
comicios. En Cataluña, a pesar de las grabaciones difundidas por el diario
Público en los días previos al 26-J -en las que el ministro del Interior se
servía de su departamento para manipular informaciones contra los políticos
independentistas-, Fernández Díaz lograba como primer candidato que su partido
consiguiera un escaño más, con algo más de un dos por ciento de apoyo tanto en
el país como en Barcelona.
Lo mismo pasó en Canarias, a pesar del caso del
ministro Soria, que hubo de dimitir como consecuencia de los llamados Papeles
de Panamá. También en Murcia, a pesar de las vinculaciones del presidente de la
comunidad con la trama Púnica. Súmese a estas regiones, la ciudad de Granada,
con un alcalde del Partido Popular que hubo de dimitir, o capitales como
Alicante y Orense.
El caso es que el PP obtuvo el pasado domingo casi setecientos mil votos más que en
diciembre, anotados a su favor mayormente en circunscripciones donde -como las
citadas y otras- la corrupción debería haber pesado en su contra. No me pidan que
califique a esos electores. Están adscritos a la peor España, a la que don Antonio Machado llamaba España inferior que ora y bosteza, vieja y yahur, zaragatera y triste, la que ora y embiste cuando se digna usar de la cabeza. En esta ocasión para votar. Esa misma, sí, la que gritaba con Fernando VII ¡vivan las caenas!
PS.- No se puede dejar sin cita obligada el caso de la localidad madrileña de Valdemoro, donde por dos veces fue alcalde Francisco Granados, hoy en la cárcel por corrupción política, y en la que el PP ha sido el partido vencedor, muy por encima de Ciudadanos y Unidos Podemos.
PS.- No se puede dejar sin cita obligada el caso de la localidad madrileña de Valdemoro, donde por dos veces fue alcalde Francisco Granados, hoy en la cárcel por corrupción política, y en la que el PP ha sido el partido vencedor, muy por encima de Ciudadanos y Unidos Podemos.
Léase@+ Según Manuel Monereo, el bipartidismo se refuerza por la derecha. Cuarto Poder
"Se podría decir que hubo una perfecta división del trabajo de los partidos dinásticos turnantes. La derecha se polarizó poderosamente contra Unidos Podemos y el PSOE hizo el trabajo sucio por la izquierda a la hora de demonizar a UP. Susana Díaz, como siempre, lo expresó con mucha claridad: se ha vencido al enemigo populista y ese era el principal objetivo del PSOE. Este sigue bajando en votos y en escaños y renuncia de hecho a ser alternancia real al PP".
"Se podría decir que hubo una perfecta división del trabajo de los partidos dinásticos turnantes. La derecha se polarizó poderosamente contra Unidos Podemos y el PSOE hizo el trabajo sucio por la izquierda a la hora de demonizar a UP. Susana Díaz, como siempre, lo expresó con mucha claridad: se ha vencido al enemigo populista y ese era el principal objetivo del PSOE. Este sigue bajando en votos y en escaños y renuncia de hecho a ser alternancia real al PP".
DdA, XIII/3310
No hay comentarios:
Publicar un comentario