El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, está
triste. ¿Qué tendrá el señor Lambán? (Los
suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido
el color). Está triste, pero sobre todo enojado por los “recortes
draconianos” anunciados por el ministro de Hacienda en funciones, Cristóbal
Montoro que va a imponer a las Autonomías que incumplieron el objetivo de
déficit fijado para el 2015. Aragón se ha pasado tres pueblos a este respecto
(2,15%), si bien debido principalmente a la gestión gubernamental de la señora
Rudi hasta hace unos pocos meses. Montoro ha esperado quizá a que el Gobierno
aragonés haya cambiado de siglas (incluso, siendo optimistas, de signo y de
color).
Por si fuera poco, al parecer Montoro advierte a Lambán de
nuevas sanciones (retención de ingresos) por el incumplimiento del pago a
proveedores. En otras palabras, más recortes a efectuar, menos dinero todavía y
las mismas obligaciones en su ardua andadura de Gobierno. Los recortes
provenientes de Madrid son para Lambán
un “nuevo hachazo” y “profundamente injustos”, pero está por ver en qué
consistirá la respuesta del Gobierno aragonés ("por
supuesto legal e institucional, pero contundente"). Espero y deseo que se
quede en algo más que el agua de borrajas de la respuesta ciudadana (con sus
meritorias y honrosas excepciones) a los recortes perpetradas en los cuatro
años anteriores y de la respuesta del principal Partido de la oposición, el
partido socialista de Aragón, a este respecto. Dice Lambán que los recortes de
Montoro no castigan tanto a los Gobiernos cuanto a los propios ciudadanos, por
“la asfixia de los servicios públicos”. Pues eso. Pues eso mismo le dijo la
sartén al cazo.
Hasta en su web personal afirma Lambán que “Aragón es una
comunidad intervenida ‘por obra y gracia de la desastrosa gestión de Rudi’”. Y
tiene razón: gran parte de la responsabilidad es achacable al anterior Gobierno
aragonés del Partido Popular. Sin embargo, acierta solo en el diagnóstico, pero
se equivoca en sus etiología. Claro que Aragón y todas las Comunidades
Autónomas están intervenidas “de hecho y de derecho”, pero no más que el propio
Estado central, con la diferencia de que Montoro puede dejar el marrón a las
Autonomías, pero no viceversa. Si se me apura, la Europa entera de la
ciudadanía está intervenida por una serie de Organismos (Comisión, BCE,
Eurogrupo, más un nutrido número de grandes lobbies y grupos de gestión y
presión): quien se salga del principio de “estabilidad presupuestaria” y del
“objetivo de déficit marcado será sancionado ipso facto con grandes recortes en su presupuesto y recortes
obligatorios en sus servicios sociales básicos.
Dice Lambán que la solución pasa “por modificar el sistema de financiación autonómica y por que el
Gobierno central ponga "más dinero encima de la mesa". Sin embargo,
el Gobierno –en funciones o definitivo- no tiene más dinero que el que le
permiten tener.
Hasta ahora España
debía afrontar los 12.000 millones de euros que este año el próximo Gobierno
debe recortar, tal como comunicó hace meses Bruselas, pero ahora son 23.600
millones de euros más de recortes, como resultante de bajar el déficit del
5,16% al 2,8% del PIB para –repito- preservar así el principio de estabilidad
presupuestaria de la UE, asumido en la alevosa reforma constitucional del
artículo 153. ¿Cómo y de dónde recortará el próximo Gobierno 23.600 millones de
euros con unos presupuestos, ya falseados, aprobados para 2016? Tener que
recortar 23.600 millones de euros en gasto social significa, de hecho, hundir aún
más al país en la desigualdad, la pobreza extrema de unos, la creciente riqueza
de otros pocos y la inseguridad de la mayoría.
Mientras España esté inserta en la Eurozona, estamos
abocados a ser perpetuos deudores de unas condiciones financieras
insostenibles. Grecia es actualmente una ficción, un Estado fallido, aunque
disfrazado y maquillado de Estado, debido a esas mismas condiciones draconianas
de la Eurozona. España es otro Estado fallido por las mismas causas, pues sus decisiones
más importantes, su economía global, su presunto estado de bienestar están en
manos ajenas, y su Gobierno es un mero gestor y no un gobernante de España. Y
el Gobierno de Lambán, por tanto, una sucursal local de la Gestoría Central (RAE,
gestor: “Persona que sin tener mandato para ello, cuida bienes,
negocios o intereses ajenos, en pro de aquel a quien pertenecen”).
Ante este panorama, Pablo
Iglesias Posse, Largo Caballero, Indalecio Prieto, Fernando de los Ríos o
Julián Besteiro habrían encontrado seguramente una solución más contundente,
realista y eficaz para mantener y fomentar realmente los derechos y las
libertades del pueblo aragonés, del pueblo español.
DdA, XIII/3248
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