El 14 de abril pasado leí que “el FMI dice que España necesitará un ajuste ‘considerable’ por el
déficit”. Me espanté, por un lado, porque suena a anuncio oficial de
ejecución inminente a un recluso en el corredor de la muerte. Por otro, me
cabreé mucho: el FMI no lo ha elegido democráticamente nadie, ahora es un mero
vocero y ejecutor de los planes y negocios de sus amos, de allí han surgido
toda suerte de corruptores y corruptos, y ahora viene a dar lecciones y
recomendaciones económicas que nadie le ha pedido.
Sigue
diciendo el FMI que “el ritmo de consolidación
debe ser compatible con el crecimiento” (otro eufemismo más: consolidación,
según el FMI, significa “recortes”, y por si no hay suficientes aún, más
eufemismos: “ajuste fiscal considerable”,
y otro más: reducir “el desfase”
entre ingresos y gastos “a ritmo comedido”;
y otro: “estímulos fiscales para
favorecer el crecimiento”, es decir, que los que tienen dinero paguen menos
y los que no, que cada vez tengan menos derechos sociales y económicos).
Sin el menor rubor, el
FMI apuesta por aumentar la brecha entre el 1% rico y el resto, cuando
realmente tendría que preguntarse por su razón misma de ser. En pleno verano de
1944, 44 países se reunieron en el hotel Bretton Woods (New Hampshire, Estados
Unidos) para establecer las reglas monetarias y financieras para las relaciones comerciales y financieras, donde
surgió el Acuerdo de Bretton Woods, y se acordó la fundación del FMI y del
Banco Mundial, usando el dólar como moneda de referencia internacional. Sin
embargo, el sistema Bretton Woods quebró a comienzos de los setenta, dando paso
a la “liberalización” y “liberación” de los anteriores controles, y a la
desregulación de los sistemas de crédito y de cambio. Así las cosas,
desaparecido el patrón-oro, sin cambios fijos ya que vigilar y cuestionar, ¿qué
sentido tiene un Banco Mundial y un Fondo Monetario Internacional, salvo
permanecer como torre de vigilancia para las grandes potencias políticas y
financieras del mundo? Pues bien, el FMI, vocero y ejecutor, advierte a España
de que ha de recortar más y más y más… para seguir “creciendo”.
¿Reacciones
desde España? Llama poderosamente la atención el silencio reinante sobre este
asunto. El “marrón” es de, como mínimo, 24.000 millones de euros convertibles
en recortes. Las Comunidades Autónomas tienen las principales competencias en
el ámbito social (educación, sanidad…) y con el mismo o menos dinero deberán
hacer frente a la ejecución de recortar sobre los recortes ya perpetrados por
el Gobierno de Rajoy durante los cuatro años anteriores. Es pala “consolidar”,
es para poder “crecer” más. El FMI dixit…
Sí, las
reacciones desde España suelen ser escasas. Aún no he sido capaz de reponerme
(escribo un sábado, 16 de abril) del desmantelamiento de la cúpula del
Colectivo de Funcionarios Públicos Manos Limpias, conocido popularmente como
Sindicato Manos Limpias. No voy a entrar ahora en el asunto del que apenas sé
algo por los medios y me quedo con las consecuencias: la posible disolución de
la acusación particular contra la Infanta Cristina. Puesto más que en cuestión
legal el pseudoSindicato Manos Limpias, ¿por qué ni un solo Partido político,
Sindicato o Colectivo se personó en la causa como acusación particular? La
respuesta es obvia para mí. De ahí, este asco, estas arcadas, esta indignación.
¿Reacciones
ante la “renuncia” del ex ministro Soria? Unos piden la comparecencia de Rajoy,
otros anuncian quién se hace cargo del Ministerio de Industria, Energía y
Turismo. Y punto. ¿Habría dimitido hace ya mucho tiempo en cualquier otro país
democráticamente decente Rajoy con medio Gobierno no solo por el choriceo y las
mentiras de José Manuel Soria, sino también por toda las mentiras,
corrupciones, blanqueo de dinero, cajas de contabilidad B, etc. etc. de las que
está empapado el PP?.
Hastío,
náuseas, cólera.
Les
rogaría que, al menos, callasen, mas no: pronto habrá nuevas elecciones generales
y el griterío será ensordecedor.
DdA, XIII/3255
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