sábado, 16 de abril de 2016

CRECIMIENTO Y CONSOLIDACIÓN: ES DECIR, MÁS RECORTES

Antonio Aramayona
 
El 14 de abril pasado leí que “el FMI dice que España necesitará un ajuste ‘considerable’ por el déficit”. Me espanté, por un lado, porque suena a anuncio oficial de ejecución inminente a un recluso en el corredor de la muerte. Por otro, me cabreé mucho: el FMI no lo ha elegido democráticamente nadie, ahora es un mero vocero y ejecutor de los planes y negocios de sus amos, de allí han surgido toda suerte de corruptores y corruptos, y ahora viene a dar lecciones y recomendaciones económicas que nadie le ha pedido.
Sigue diciendo el FMI que “el ritmo de consolidación debe ser compatible con el crecimiento” (otro eufemismo más: consolidación, según el FMI, significa “recortes”, y por si no hay suficientes aún, más eufemismos: “ajuste fiscal considerable”, y otro más: reducir “el desfase” entre ingresos y gastos “a ritmo comedido”; y otro: “estímulos fiscales para favorecer el crecimiento”, es decir, que los que tienen dinero paguen menos y los que no, que cada vez tengan menos derechos sociales y económicos).

Sin el menor rubor, el FMI apuesta por aumentar la brecha entre el 1% rico y el resto, cuando realmente tendría que preguntarse por su razón misma de ser. En pleno verano de 1944, 44 países se reunieron en el hotel Bretton Woods (New Hampshire, Estados Unidos) para establecer las reglas monetarias y financieras para las relaciones comerciales y financieras, donde surgió el Acuerdo de Bretton Woods, y se acordó la fundación del FMI y del Banco Mundial, usando el dólar como moneda de referencia internacional. Sin embargo, el sistema Bretton Woods quebró a comienzos de los setenta, dando paso a la “liberalización” y “liberación” de los anteriores controles, y a la desregulación de los sistemas de crédito y de cambio. Así las cosas, desaparecido el patrón-oro, sin cambios fijos ya que vigilar y cuestionar, ¿qué sentido tiene un Banco Mundial y un Fondo Monetario Internacional, salvo permanecer como torre de vigilancia para las grandes potencias políticas y financieras del mundo? Pues bien, el FMI, vocero y ejecutor, advierte a España de que ha de recortar más y más y más… para seguir “creciendo”.
¿Reacciones desde España? Llama poderosamente la atención el silencio reinante sobre este asunto. El “marrón” es de, como mínimo, 24.000 millones de euros convertibles en recortes. Las Comunidades Autónomas tienen las principales competencias en el ámbito social (educación, sanidad…) y con el mismo o menos dinero deberán hacer frente a la ejecución de recortar sobre los recortes ya perpetrados por el Gobierno de Rajoy durante los cuatro años anteriores. Es pala “consolidar”, es para poder “crecer” más. El FMI dixit
Sí, las reacciones desde España suelen ser escasas. Aún no he sido capaz de reponerme (escribo un sábado, 16 de abril) del desmantelamiento de la cúpula del Colectivo de Funcionarios Públicos Manos Limpias, conocido popularmente como Sindicato Manos Limpias. No voy a entrar ahora en el asunto del que apenas sé algo por los medios y me quedo con las consecuencias: la posible disolución de la acusación particular contra la Infanta Cristina. Puesto más que en cuestión legal el pseudoSindicato Manos Limpias, ¿por qué ni un solo Partido político, Sindicato o Colectivo se personó en la causa como acusación particular? La respuesta es obvia para mí. De ahí, este asco, estas arcadas, esta indignación.
¿Reacciones ante la “renuncia” del ex ministro Soria? Unos piden la comparecencia de Rajoy, otros anuncian quién se hace cargo del Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Y punto. ¿Habría dimitido hace ya mucho tiempo en cualquier otro país democráticamente decente Rajoy con medio Gobierno no solo por el choriceo y las mentiras de José Manuel Soria, sino también por toda las mentiras, corrupciones, blanqueo de dinero, cajas de contabilidad B, etc. etc. de las que está empapado el PP?.
Hastío, náuseas, cólera.
Les rogaría que, al menos, callasen, mas no: pronto habrá nuevas elecciones generales y el griterío será ensordecedor. 
 
 DdA, XIII/3255

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