martes, 1 de marzo de 2016

"SÓCRATES, JUICIO Y MUERTE DE UN CIUDADANO", TEATRO PARA HOY


El veterano actor catalán José María Pou viene a Avilés a hablarnos del más remoto pasado y del más estricto presente, porque de esos dos confines del tiempo se habla a la vez cuando se habla de Sócrates y de su condena a muerte por cuestionar las verdades oficiales, la corrupción y las sofisterías de su tiempo. Pou interpreta al filósofo en Sócrates: juicio y muerte de un ciudadano, la obra de teatro de clamoroso éxito que estrenó en Mérida el pasado julio y que ahora llega al Niemeyer para, con todas las entradas vendidas desde hace semanas, deleitar al público asturiano el 4 de marzo.

Pablo Batalla Cueto

¿Qué va a encontrarse el espectador que acuda al Niemeyer a ver Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano?
Dicho en pocas palabras, va a encontrarse un espectáculo de noventa minutos que cuenta lo que le ocurrió a ese gran filósofo en el año 399 antes de Cristo por incitar a la gente a pensar, a buscar la verdad, a no contentarse con las verdades oficiales, a hacer preguntas y en definitiva a pensar por sí mismos; y cómo eso resultó lógicamente muy molesto a los poderosos, que terminaron por condenarlo a muerte y matarlo. Y va a encontrarse un espectáculo que, contando esa historia, lo que pretende en realidad es que el espectador se sienta interpelado y obligado a reflexionar sobre lo que nos pasa a nosotros en esta democracia y en 2016.
O sea, que la obra está escrita con la intención de lanzar un mensaje sobre el tiempo actual.
Sí, sí, totalmente. El espectáculo es obra de Mario Gas, que quería hacer algo con la historia de Sócrates desde hace tiempo y que contó con mi apoyo entusiasta en cuanto me propuso participar. Y Mario Gas quería hacer precisamente eso: no tanto contar lo que le ocurrió a Sócrates, que al fin y al cabo es algo que está en los libros y que quien más, quien menos ha estudiado en su época del instituto, como reflexionar sobre los bienes y los males de la democracia en general y de nuestra democracia actual en particular. En cada reproducción se produce ese milagro que tiene el teatro, que es que aunque los actores estemos encima del escenario vestidos con túnicas y refiriéndonos a hechos que ocurrieron hace veinticinco siglos en Atenas, el espectador las recibe como referidas directamente a nuestra situación de ahora. Las palabras que nosotros emitimos desde el escenario tardan milésimas de segundo en llegar a los oídos de los espectadores en el patio de butacas, pero en realidad viajan dos mil quinientos años.

LÉASE+@Asturias24

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