jueves, 10 de marzo de 2016

EL QUIOSCO DE PACHÍN DE MELÁS




 El escritor Pachín de Melás

Félix Población

En septiembre 2011 firmé un artículo en el diario Público en el que me refería a la noble y cívica actitud del escritor Pachín de Melás, seudónimo de Emilio Robles Martínez, cuando con ocasión del vandálico incendio de la iglesia de San Pedro de Gijón durante la guerra de España, el popular autor de literatura asturiana alertó al Ayuntamiento de la localidad para que se rescatasen de la quema los restos de Jovellanos, que reposaban en el citado templo. Según dijo su hija hace unos años en un diario regional, gracias a la intervención de Pachín de Melás, que contó con el apoyo del alcalde anarquista de la ciudad, Avelino González Mallada y varios compañeros, se pudo rescatar el osario, ubicado actualmente en la capilla de los Remedios, anexa a la actual Casa Natal de Jovellanos, en el viejo barrio alto de Cimadevilla.

En mi artículo me refería a lo poco que le valió tan loable acción a don Emilio, una vez entraron en la ciudad las tropas del general Franco, en octubre de 1937, pues sería encarcelado por sus ideas socialistas y moriría en la prisión de El Coto al poco de su internamiento. Como además de eso, me permití achacar a unos jóvenes falangistas el incendio del vistoso quiosco que Robles Martínez regentaba en la Plaza del Seis de Agosto, frente a la Casa de Correos, mi estimado y respetado colega Juan Ramón Pérez Clotas hizo público su disentimiento en un artículo publicado en La Nueva España el 23 de septiembre: 

"Mal pudiera haber sido así -escribe Juan Ramón-, dado que el vandálico suceso ocurrió en un Gijón gobernado por el Frente Popular y sus autores lo fueron una partida de mozalbetes cuyas edades los hacían más aptos para pegar tiros en El Escamplero que para zanganear por Corrida. Idéntico final que el de Pachín de Melás lo tendrían otros cinco o seis quioscos del centro que le conferían a la ciudad una cierta y grata fisonomía, como atestiguan las fotografías de la época. ¿Rechazo a un concepto urbanístico tachado de burgués? ¿Mero afán destructivo?".

Hace un par de años, coincidiendo con el septuagésimo quinto aniversario de la muerte en la cárcel de Pachín de Melás en 1938, víctima de una enfermedad pulmonar, la Academia de la Llingua Asturiana y Kiasa (Asociación de Kioskeros Asturianos), se sumaron a la inicitiva de homenajear al escritor.  La Semana Negra, el popular evento literario que tiene lugar en Gijón todos los veranos, nombró a título póstumo miembro de honor de Kiasa a Emilio Robles y el diario La Nueva España publicó con ese motivo una entrevista con Pilar Robles, hija del escritor, que creo que todavía vive con muy buena memoria. En la misma se dice lo que sigue:

"Con la entrada en Gijón de las tropas sublevadas, el quiosco de la familia Robles fue quemado por un grupo de falangistas. «Quemaban los quioscos porque estorbaban», dice su hija. Aquella jornada cuando se asomó a la ventana vio junto al quiosco de su padre un hombre vestido con un traje oscuro. «Bajé corriendo y no me dio tiempo a nada más. Sostenía en su mano una botella encendida que coló rápidamente al interior del kiosco a través del cristal que antes había roto. El puesto ardió y comprendí que, desde ese momento, mi vida iba a cambiar irremediablemente». 

Muchos gijoneses celebraríamos que entre los homenajes tributados a Pachín de Melás en 2013 hubiera sido posible la reconstrucción del hermoso quiosco que un día ardió como la más negra de las enseñas de aquel periodo de odio y persecución de la cultura. La Plaza del Seis de Agosto sería el escenario adecuado. Estoy convencido de que nada agradecería más el popular autor y su hija que ver otra vez de pie el antiguo quiosco familiar, reconvertido por ejemplo en biblioteca pública.


DdA, XII/3235

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