Portada del diario socialista Avance
dando noticia del consejo de guerra, con la información y acusaciones
vertidas en el periódico faccioso La Nueva España.
Al rector Alas se le recuerda en la Universidad de Oviedo con una lápida en latín que denomina a la ejecución del hijo de Clarín por las tropas franquistas "acerbo fato raptum", para que se entienda mejor el crimen. La lápida está fechada en 1987.
Félix
Población
En su
edición del 2 de febrero de 1937 reproducía el diario socialista Avance, publicado por entonces en Gijón,
la información difundida por el periódico faccioso La Nueva España -que ocupó el edificio de Avance en Oviedo tras la traición del coronel Aranda- sobre el consejo de guerra que condenó
a muerte al Rector de la universidad ovetense, Leopoldo Alas Argüelles, hijo
del gran escritor Leopoldo Alas “Clarín”. Avance
encabezaba el texto transcrito con un titular en portada a tres columnas:
"La brutalidad medieval del Consejo de Guerra seguido en Oviedo contra el
Rector de la Universidad”.
Merece ser
destacada –por significativa- la entradilla con la que el anónimo redactor
inicia su crónica: "La represión, indudablemente rigurosa, de tanto crimen
que se ha cometido en España ha de empezar por todos aquellos que por su cultura
y su capacidad, más que suficiente para apreciar la significación de los
idearios y de los partidos extremistas y de izquierda, envenenaron día a día la
conciencia española y pusieron sin duda alguna las armas en la mano de muchos
de los que hoy combaten contra nosotros en las trincheras, alcanzándoles por
tanto y con mayor motivo que a estos la responsabilidad de tanta nobilísima
sangre española pródigamente derramada".
La
información alude después al 14 de abril de 1931 como fecha en la que España “empezó
a caminar hacia su ruina” y recuerda al procesado en su calidad de
subsecretario de Justicia, siendo ministro el "por tantos conceptos
funesto” Álvaro de Albornoz. La crónica habla de la participación del señor
Alas en multitud de actos extremistas, acusándolo de ataques al Ejército y de
pronunciar esta frase tras el indulto del dirigente sindical asturiano González
Peña [condenado a muerte por su participación en la revuelta de octubre de 1934]:
"Sobre la razón fría de la ley está el corazón de los hombres". También
se hace referencia a unos incidentes ocurridos en Llanes, al ser agredidos unos
estudiantes por dar vivas a España en respuesta a otros que daban vivas a
Rusia. "El señor Alas -se puede leer- no se recató de culpar a los
primeros, que provocaron a los obreros cantando la Marcha Real".
Tras referir
unas cuantas anécdotas similares en contra de Alas Argüelles, la crónica se
refiere a la presencia del Rector en actos públicos después de las
elecciones de febrero [1936] que dieron el triunfo al Frente Popular. Así, en
un mitin celebrado en el teatro Jovellanos "en el que aparece el procesado
entre los elementos de los partidos subversivos como Dutor, Laredo, La
Pasionaria, Antuña, Amador Fernández y otros”. El anónimo redactor hace constar
como agravante que en ese acto se dijo, por parte de la representante del
Socorro Rojo Internacional, la escritora María Teresa León, que los millones
destinados a construir cuarteles para la Guardia Civil se destinasen a casas
higiénicas para albergue de los huérfanos de la revolución asturiana.
También se
hace referencia a la presencia de Leopoldo Alas en un mitin celebrado el
26 de enero en San Esteban de Pravia, con asistencia de la diputada Matilde de
la Torre y el comunista Luis Bárcena, alegando que "el señor Alas se
produjo en términos violentos, propugnando el comunismo, la acción
directa y la rebelión". Por otra parte, en una conferencia
pronunciada por el Rector en la sede de Izquierda Republicana, se señala que el
procesado contó anécdotas (a juicio del diario ovetense La Tarde)
alusivas a la contradicción entre lo que el clericalismo predica y lo que hace.
Propugnó asimismo la enseñanza laica e hizo referencia a la religión,
"convertida según él en una asignatura por obra y gracia del
jesuitismo".
De aquí se
pasa al periódico Cartel, que obra unido a la causa, y donde se
achaca al procesado "una irónica alusión para nuestra prensa de orden; y
si bien es preciso reconocer su conducta correcta en la cátedra, consta también
que en los pasillos y entre sus amigos hacía activa propaganda de las doctrinas
izquierdistas. Por todo lo cual, dada la trascendencia enorme que en todos los
órdenes de la vida ha tenido la criminal intentona de los partidos del Frente
Popular, el fiscal considera incurso al procesado en un delito recogido en el
artículo 173 del código de Justicia Militar, solicitando la pena de muerte".
Tras reproducir
unos breves diálogos entre el fiscal y el señor Alas Argüelles, la información
prosigue con las pruebas testificales, que ofrecen datos a favor de la conducta
del rector, tanto en lo personal como en lo profesional. Sin embargo, un tal
José Fernández Fernández, alumno de la Universidad del segundo año de Ciencias,
"contestando a las preguntas relativas al alboroto de los estudiantes
madrileños [se supone que en Llanes] que en su actitud agresiva llegaron a
sacar unas pistolas, dice que el procesado no solo aplaudió el acto, sino que
llegó a decir que debían haber disparado".
Ese mismo
día, el periodista Javier Bueno, que seguía siendo director de la edición de Avance en Gijón después de haberlo sido
en las dos épocas precedentes del periódico en Oviedo, escribe un artículo
editorial titulado El catedrático: he ahí
el enemigo. Tanto por su contenido y forma, Bueno califica de medieval el proceso,
tras deplorar la inepcia y deplorable sintaxis del periodismo de derechas, “cerril
y zambo de las dos parejas de remos”:
"Vana
pretensión subrayar la monstruosa iniquidad del proceso –escribe Bueno-; ningún
argumento puede mandar tanta fuerza como la lectura en su propia salsa
facciosa. Se condena al catedrático a muerte por inaprehensibles culpas de
izquierdismo moderado y aun reconociendo expresamente que en su magisterio procedía
lo que llaman sus acusadores "correctamente". Según Javier Bueno, Leopoldo
Alas nunca estuvo (ni podía estarlo) considerado como hombre de calificadas
posturas extremas. Mucho de lo que refleja el extracto de su declaración
publicado por esa "Nueva España" de Oviedo, “revela parte de la
verdad. Aun descontando lo que la coacción brutal del medio haya puesto en
labios del sumariado, no puede desconocerse que habló con sinceridad al
dibujarse como persona no entregada a ideologías ni políticas desorbitadas de
un moderado republicanismo”.
En opinión
del director del diario socialista, se eligió al Rector a modo de escarmiento por
su categoría intelectual, por su crédito de profesor, por odio a la
inteligencia, que es la enemiga natural del totalitarismo cuya implantación
persiguen los sublevados. “Con esta reveladora significación –concluye el
artículo- ha sido visto ya el caso en el extranjero, donde es motivo de
comentario y sirve para apreciar con máxima justeza el sentido de la
sublevación española”.
Un mes más
tarde, Juan Antonio Cabezas, el redactor de Avance
que mucho años después llegaría a ser subdirector de ABC y un perspicaz
biógrafo de Clarín, firmaba con el seudónimo Boy un artículo a favor del
indulto del Rector. El autor afirma adelantadamente que los reaccionarios han
batido un récord en su criminal deporte de matar intelectuales: "Ello
también tiene una explicación lógica a poco que meditemos sobre tan feo asunto.
El fascismo polariza en cada país los estratos más profundos de sus capas
reaccionarias. Y reacción ha sido siempre coacción e incomprensión en el orden
de los sentimientos humanos, y en el orden de la cultura, anticultura e ignorancia
almidonada, que se caracteriza por su pereza mental”. Tras remontarse al
tiempos de Cisneros y Torquemada, Boy señala los casos de Cervantes, Lope, Fray
Luis y Jovellanos: “Por eso no tiene nada de extraño que la actual persecución
fascista que presenta todas las características de una verdadera regresión
ideológica, fije sus preferencias criminales en los hombres que, como el rector
de la Universidad, Leopoldo Alas, son los continuadores de una tradición
española de la cultura liberal y humanista. El artículo termina afirmando que
la reacción, “típicamente ovetense, no perdona a Leopoldo Alas el que sea hijo
de Clarín, aquel a quien no han perdonado todavía sus acerados Paliques ni su
liberalismo”. "
El 6 de abril un titular a una columna en la portada de Avance da noticia de la ejecución. El artículo editorial de Javier Bueno tuvo la contundencia propia de quien tanto se caracterizó por un periodismo combativo y también sería fusilado por el franquismo en 1939: "Se ha consumado la estúpida crueldad. Ha sido fusilado Leopoldo Alas, rector de la Universidad de Oviedo”:
“No habíamos
perdido la esperanza de que se le respetara la vida. No, ciertamente, por
esperar nada de un sentido de justicia que ya sabemos que no hay –escribe
Bueno- , sino por no creer que puede pervertirse hasta ese extremo el instinto
de la propia conveniencia”. En opinión
del director de Avance, la sentencia contra Alas, su vida, toma valor de
símbolo universal. Las naciones se conmovieron ante la amenaza. Se centró en
ese caso de la persecución fascista la mirada de millones de hombres. “¿Cómo no
atribuir al más necio la inspiración de disimular sus maldades allí donde tiene
enfocada la luz. Ni eso le ha
salvado. Es el odio contra el intelectual, contra la integridad intelectual que
sabe su misión. Reconozcamos que ese odio a lo intelectual responde a una
realidad de legítima defensa. Leopoldo Alas, con su moderación, con su
ponderado verbo, con su templada conducta, era corrosivo para la taifa bestial
que lo ha inmolado”.
“Hombre de
ciencia y de verdad -prosigue el artículo-, mucho va a contribuir Leopoldo Alas
después de su muerte, por el mismo hecho de ella, a poner en claro la realidad
histórica de las dos Españas que luchan. Dolor nos causa lo que han hecho con
él. Mas ¿por qué no decir que lo preferimos muerto a nuestro lado que no sabio
de alquiler como tantos otros? Como el mismo lo ha preferido también. Porque él
ha decidido de su suerte".
El 6 de
mayo, en aquel Oviedo franquista del coronel Aranda, se da cuenta de una
noticia que viene a culminar el proceso inquisitorial llevado a cabo contra el
hijo de Clarín y que no es muy conocida. El titular del artículo de Boy lo dice
todo y viene a poner un punto final entre grotesco y cainita a la
ejecución/asesinato del Rector Alas: Clarin es vejado en efigie. El autor reafirma en las primeras líneas que al hijo
de Clarín lo mataron los enemigos de su padre: "Sombras podridas, muertas;
sombras de muertos que odian aún, con ese odio lejano reprimido años y años
bajo una losa funeral; clérigos, marqueses y beatas, resucitados ahora, en esta
epifanía reaccionaria del falangismo. Fantasmas sin carne, y por lo tanto sin
piedad, que vengaron en el hijo las ironías de Clarín”.
*Artículo publicado en el número de marzo de la revista Atlántica XXII.
*Artículo publicado en el número de marzo de la revista Atlántica XXII.
DdA, XII/3237
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