martes, 5 de enero de 2016

MALDITOS SEAN LOS ASESINOS DE LA CIGÜEÑA UZELAI

Uzelai muerto

Lazarillo

Información aportada por el PACMA. El pasado miércoles 23 de diciembre, desde el interior de un vehículo en marcha, dispararon y mataron a Uzelai, la cigüeña blanca más famosa del País Vasco, que vivía el Refugio de Fauna de Urdaibai (Vizcaya).
Uzelai era un macho y formaba parte de la pareja que anidó por primera vez en Urdaibai después de más de un siglo de ausencia de las cigüeñas de este espacio natural protegido.
Procedía de un Centro de Recuperación de Fauna Salvaje de Vallcalent (Lleida), donde rescatan animales heridos, caídos del nido, desorientados… y fue liberada en Urdaibai en 2005, donde criaba todos los años en su nido de Atxaga, en Forua. Según ha informado el Urdaibai Bird Center en su página web, en total había sacado adelante una veintena de cigoñinos, los tres últimos en 2015.
Uzelai no emigraba a África o al sur de la península Ibérica, como hacen otras muchas cigüeñas, sino que pasaba el invierno en los humedales de Álava, acercándose en ocasiones al vertedero de Vitoria-Gasteiz para alimentarse. Como en años precedentes había vuelto temprano a Urdaibai, hace un par de semanas, para arreglar su nido y defenderlo de potenciales intrusos a la espera del retorno de su compañera.
Uzelai y su pareja sobre el_Bird Center
Ésta retornó apenas unos días después y podían verse a los dos juntos en el nido haciéndose carantoñas y acicalando su plumaje, o buscando alimento en las campas cercanas.
Estos días se ha visto a su pareja escudriñando desde las alturas cada rincón de Urdaibai en una busca inútil, mientras vuela cada tarde hasta el nido a la espera del regreso de un fiel compañero que jamás volverá, señalan desolados desde el Urdaibai Bird Center.
Esta triste historia nos recuerda a la de Rodán y Malena, que mantuvo en vilo a Croacia.
Malditos sean los asesinos de Ucelai. Que sobre ellos caiga la peor de las suertes, ya que nuestra justicia no es capaz de perseguir y ajustar las cuentas a estos criminales. Cada vez que se maltrata, tortura o mata a un animal del modo que se hizo con Ucelai, cada ciudadano de este país debería reconsiderar el fondo de barbarie arraigado en gentuza como la que es capaz de semajante atrocidad. Maldita sea. Mientras existan energúmenos como estos, campando impunemente con una escopeta en las manos, esta España de la que muchos se enorgullecen -como el rey en su último y hueco discurso navideño- tiene mucho camino por andar para ser medianamente decente.

DdA, XII/3176

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