DdA, XII/3192
jueves, 21 de enero de 2016
LA PATADA DE RONALDO Y EL CASO "NÓOS"
Félix Población
El pasado domingo, el Real Madrid, uno de los
clubes más poderosos del mundo, se enfrentó al modesto Sporting de Gijón en un
partido que estaba teóricamente sentenciado, dada la diferencia de presupuesto
y ambiciones que hay entre uno y otro equipo. El Real Madrid aspira a todo y el
Sporting sólo se puede conformar con mantener la categoría. Esto último se le
presenta muy difícil, dado que el Comité de Control Económico de la Liga
decidió sancionar a este club por impagos a jugadores y sólo podrá fichar futbolistas,
durante toda la temporada en curso, bajo unos supuestos muy restrictivos. Así es que la plantilla es casi la misma que en ultimísima
instancia logró el ascenso a primera división, sin que muchos de sus
aficionados lo esperasen, esta es la verdad.
Dicho esto, me gustaría hacer constar el
deplorable papel desempeñado por algunos espacios informativos en varios
canales de televisión, públicos y privados, al glosar ese partido y el del
Barcelona contra el Bilbao. En ambos casos, la victoria de los dos clubes más
poderosos del mundo -según dicen- se saldó con muchos goles a favor de ambos,
motivo que sirvió para que los periodistas de esos medios, todos a una, se
hicieran lenguas de las virtudes goleadoras de las respectivas delanteras, a
las que añadieron la del actual líder de la liga, el Atlético de Madrid. No
hubo la más mínima referencia a la sucia patada sin balón que el astro Ronaldo
le dio al jugador del Sporting Nacho Cases y que, de haberla propinado el
futbolista gijonés al futbolista portugués, hubiera acabado con la expulsión del
primero. ¿Por qué el árbitro, que pudo ver y de hecho vio la agresión delante
de sus narices, no expulsó de inmediato al astro estratosférico como dispone el
reglamento?
Leo que el Real Madrid presentó un presupuesto
para la temporada 2015-2016 con un drástico recorte de los ingresos: sólo 581,6
millones de euros, lo que supone una caída del 12% respecto a la cifra récord
de 661 millones que se anotó en la campaña 2014-2015 y que, en buena parte, se
consiguió gracias a las plusvalías por los traspasos de Di María y Álvaro
Morata. Leo que el Real Sporting de Gijón tiene un presupuesto esta temporada
de cuatro millones y medio de pesetas.
El público más aficionado al fútbol sabe, por
mucha que sea su pasión, que la liga BBVA -tal como se merca el
espectáculo-negocio de ese deporte- está dividida en clases: la de los equipos
que aspiran al título y a la Champions League, la de los que pugnan por la UEFA
Champions League como consolación y la de los que aspiran a mantener la
categoría, que por ser generalmente los clubes más pobres o menos potentados
representarían a la mayoría de la población, cuya liga está en llegar a fin de mes con la mayor solvencia posible.
El otro día, advirtiendo la indiferencia de
Undiano Mallenco ante la patada del astro estratosférico, tuve la sensación de que
la justicia en este país funciona también así, sobre todo después de escuchar a
toda una abogada del estado desechar la expresión Hacienda somos todos porque pertenece al ámbito publicitario y no
puede ser aplicada al derecho. Defendía con ello la letrada la aplicación a la infanta Cristina de Borbón, sentada en el banquillo por el “caso Nóos”, de la
denominada "doctrina Botín", que impide juzgar si únicamente acusa la
acción popular.
El juez José Castro, dignísimo y encomiable instructor
del 'caso Nóos', comentó la declaraciones de la abogada con
el adecuado criterio que se merecen: "Era algo que uno ya se temía, pero
que te lo digan en la cara me parece una falta de respeto hacia quienes
ingenuamente hemos pagado nuestros impuestos creyendo en ese principio”.
Creo que Ronaldo marcó el domingo dos goles al Sporting de Gijón, no sé si antes o
después de su patada. Desde los tribunales de justicia nos están metiendo
muchos goles a los ciudadanos a cuenta de los casos de corrupción. Ojalá que la
sensación de impunidad que eso está causando entre el honrado contribuyente no
se convierta al final en certidumbre, porque me temo que exaltaría mucho al
respetable. Yo diría, incluso, que esa exaltación está siendo ya más que perceptible y el respetable se podría estar hartando de salir perdiendo siempre. Y por goleada.
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