Noelia Ordieres
Pues un vez más se confirma: ser mujer y en este caso
madre es motivo para que todo el mundo opine sobre cómo debes ejercer
tu maternidad.
Bienvenidos al circo, pero no el de payasos, no, el de romanos, donde
mandaban a luchar contra los leones. En este caso también hay leones,
mira tú por donde, en la entrada principal, qué casualidad tan
aterradora, pero en este caso concreto también hay buitres, machos y
hembras, deseando tirarse a los restos con un hambre de ¿venganza?,
¿rencor? Atroz.
Históricamente las mujeres hemos sido adiestradas, dirigidas para
ejercer nuestras funciones vitales exactamente como mandaban los
cánones, estaba todo estudiado, en ningún momento alcanzábamos la
mayoría de edad. Dimos pasos, nos rebelamos, buscamos la igualdad,
peleamos por ella. En política como en tantos otros sectores totalmente
masculinizados (aún a día de hoy casi todo son grades Barones) nos ha
costado conseguir los puestos más altos, gritamos por las calles por
nuestro derecho a decidir, decidir cómo y cuándo ser madres en este
caso. Pero, un momento: ¿y el cómo? ¿Eso no entraba dentro de las
reivindicaciones?
Lo peor de lo que ha pasado con la diputada de Podemos no es el
espectáculo bochornoso de la derecha, con sus insinuaciones y sus
descalificaciones, lo peor de todo es que por parte de un sector
feminista quieran dar lecciones de cómo ser madre, madre moderna,
feminista y luchadora por los derechos de todas nosotras, por lo visto
solo existe un modelo a seguir, el resto estamos equivocadas. No lo
entiendo, discúlpenme ustedes, pero no lo entiendo.
Luchar por la libertad, esa es la que nos hace libres, libres para
decidir si somos madres o no, si queremos ejercer nuestra maternidad
desde un papel o desde otro, contratar niñera, llevarlos a una escuela
de 0 a 3, o en caso de tener la opción, que nos acompañen al trabajo,
nada de ello es sinónimo de ser mejor o peor madre, hay tantos modelos
de maternidad como mujeres existen en el planeta.
Claro que el problema no es ese, nos hemos centrado en lo absurdo e
inexplicable de hacer juicio público a quien en pleno ejercicio de sus
derechos decide llevar a su bebé, a Diego, al hemiciclo, como antes lo
han hecho muchas otras mujeres, pues cabe recordar que la escuela de 0 a
3 es un derecho pero no una obligación. Lo verdaderamente importante es
que todas las mujeres deberíamos tener el derecho de ejercer nuestra
maternidad con todos los recursos disponibles para que de verdad exista
no solo una conciliación y ejercerla de la manera que una crea más
conveniente, sino una corresponsabilidad, donde los hombres también
ejerzan el papel principal en la crianza de sus hijos.
Vais a perdonarme por la simpleza de mis sentimientos como mujer y
como madre, pero a mí me ha gustado ver al pequeño Diego en el hemiciclo
y me he visto representada, siendo yo una mujer nada dependiente de mis
hijos, asumiendo mi espacio vital totalmente independiente de la
crianza de estos. Me sentí satisfecha de la imagen, pues en muchas
ocasiones si mi empleo o mi formación me lo hubiera permitido, a mí
también me hubiera gustado poder llevarme a mis hijos conmigo.
Una vez más hemos sido nosotras mismas las que nos hemos encargado de
dejar en entredicho nuestras luchas, la lucha por nuestra libertad para
decidir, nos hemos bajado al barro cuando la realidad nos obliga a
estar siempre por encima de las circunstancias. Pronto veremos si los
leones consiguen comérsela o si por el contrario les asesta el golpe
certero que nos haga reaccionar de una puñetera vez.
Señores y señoras bienvenidos, bienvenidas al circo.
Asturias 24 DdA, XII/3185
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